Hoy asistimos al comienzo de un nuevo gobierno, a una época de cambio. Sin embargo, Colombia podría seguir estremeciéndose ante la posibilidad de que aumente el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Hoy son casi 600 mil, una cifra muy grande que cuestiona el papel de la educación como mecanismo de inserción económica y de realización personal.
La cultura de los Ni Ni (Ni estudian Ni trabajan), del No Futuro, del lucro fácil y de la trampa ha sido una opción que ha venido creciendo en los últimos años en nuestra sociedad, por lo que muchísimos jóvenes, con grandes talentos, se han extraviado por esos caminos.
Pero igual, o más grave aún, es ver que esta desesperanza está dando paso a que muchos no vean el momento de abandonar el país para nunca más volver. Se estima que, en los últimos años, se han ido más de 600 mil jóvenes, de ellos, aproximadamente 30 mil profesionales.
A todos nos debe preocupar que buena parte de nuestros jóvenes no crean en nuestras instituciones, máxime cuando atravesamos una crisis socioeconómica tras una grave pandemia. Las sociedades se quiebran si no forman con educación de calidad a sus nuevas generaciones y también se quiebran cuando dejan fugar a sus cerebros.
Siempre hemos enfrentado el desafío de dirigir las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, UTS, como debe ser y no nos hemos quedado con los brazos cruzados para enfrentar la realidad de nuestra región. En los países con mayor debilidad institucional la violencia se exacerba. A continuación, voy a parafrasear al historiador Yuval Noah Harari, quien, en su libro De animales a dioses, señala:
“Colombia y Somalia están en el deshonroso lugar de contar con más homicidios en todo el mundo: 9 homicidios al año por cada 100.000 personas. En Europa, el
promedio es de uno al año por cada 100.000 personas”. Tener un pueblo sin educación nunca será honroso y absurdo es que justifiquemos ese estado de cosas. ¡No hay excusa alguna para no brindarles educación de alta calidad a nuestros conciudadanos!
celebro los aires de cambio que recorren todo el país. Recibo con inmensa expectativa esos anuncios de que, en el nuevo cuatrienio, se aumentará el presupuesto para la educación. Cuando asumimos esta administración, en las Unidades Tecnológicas de Santander había 17 mil estudiantes en nuestras aulas. Gracias a un trabajo riguroso y en equipo con las autoridades locales, departamentales y nacionales, logramos aumentar esa cifra a 22 mil estudiantes, abriéndoles nuevos caminos de esperanza a jóvenes vulnerables de los estratos socioeconómicos bajos, con el programa de gratuidad en la educación.
Pero nuestra institución está preparada para mucho más: prospectamos llegar, en un mediano plazo, a 25 mil estudiantes, siempre y cuando contemos con el respaldo del gobierno entrante, liderado por el presidente Gustavo Petro y su ministro de Educación Alejandro Gaviria.
Estamos seguros de que el nuevo Gobierno tendrá su mirada en Santander. Aquí, en las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, gustosamente le contaremos cómo hemos construido este modelo de expansión para que se pueda replicar en todo el país y miles de jóvenes puedan realizar el sueño de ingresar a la educación superior y hacer de Colombia un país mucho más productivo.
Detrás de este crecimiento cuantitativo y cualitativo hay un trabajo arduo de profesores, investigadores y dirigencia local y regional, que nos ha permitido abrir nuevos programas profesionales, seis de ellos virtuales, pues la virtualidad nos genera esperanza en la medida en que despierta un gran interés por parte de los jóvenes y es una plataforma flexible para transmitir y construir conocimientos.
En las UTS tenemos fe en la educación; tenemos fe en nuestra Institución; tenemos fe en Bucaramanga; tenemos fe en Santander y tenemos fe en nuestro país.
Con afecto,
Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez