EL DEPORTE UTEÍSTA

Los hermanos cristianos de la comunidad lasallista Luciano Andrés y Gilberto Fabián, todo se imaginaron menos que las Facultades Intermedias del Tecnológico Santandereano, fundadas en marzo de 1963, se convertirían en las Unidades Tecnológicas de Santander y 59 años después en una potencia deportiva.

De esta institución educativa y del Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata, luego Instituto Tecnológico Santandereano, salieron grandes jugadores y técnicos de fútbol y baloncesto para el profesionalismo, nombres como Hermán ‘Cuca’ Aceros, Alberto ‘Coco’ Forero, Gilberto ‘Burro’ Centeno y Armando ‘Piripi’ Osma, actual entrenador del Atlético Bucaramanga. Tanto del colegio como de las facultades brotaban silvestres los deportistas y recibían todo el apoyo de los hermanos lasallistas quienes no solo eran exigentes con el estudio y la disciplina de los estudiantes, también con su rendimiento deportivo.

Un año antes de la finalización del siglo XX, es decir en 1999, las Unidades Tecnológicas de Santander crearon el departamento de Bienestar Universitario y luego de un largo proceso de adecuación y capacitación, se le dio camino a los programas tecnológicos y profesionales universitarios de formación deportiva de las UTS entre los años 2004 y 2005.

En estos programas han brillado deportistas en el judo, taekwondo, microfútbol, fútbol sala, baloncesto, fútbol, entre otras disciplinas y se les brindó una oportunidad a las actividades lúdicas, arte y cultura.

En deportes como el taekwondo se han destacado grandes estudiantes-deportistas.  Adicionalmente, las UTS se han convertido en un animador constante de los Juegos Nacionales Universitarios de ASCUN, en los cuales nuestra querida institución siempre ha brillado con luz propia y se ha convertido no solo en referente permanente de los juegos, también en los rivales a vencer por parte de los equipos y delegaciones participantes.

Por nuestra amada institución han desfilado deportistas de la talla de Jossimar Calvo, un gimnasta de excelsas condiciones, quien ha conquistado el mundo con sus participaciones a nivel internacional.  Todo gracias a nuestro compromiso con el ser humano, quien no solo conlleva su responsabilidad con la parte académica y con sus asignaturas para desarrollar rutinas estudiantiles. También ese mismo estudiante, queda bajo la atenta mirada de un personal especializado en el área deportiva, que busca aprovechar su potencial, para que se destaque en la práctica del deporte de su preferencia.

Es por este motivo que las UTS, pensando a futuro en mejorar con excelencia el bienestar de los estudiantes, ha emprendido la construcción del Centro de Alto Rendimiento, cuya primera piedra para iniciar la obra se colocó el uno de agosto de este año con la presencia y el apoyo de altos funcionarios del gobierno nacional y departamental.

Vamos piedra a piedra, ladrillo a ladrillo, construyendo nuestro futuro.  Gracias a la labor de una comunidad de docentes, personal administrativo y estudiantil que van a tener el privilegio de ser testigos de excepción de una obra que perdurará con el paso de los tiempos y va a brindarle a los deportistas una mejoría sustancial en su rendimiento, para seguir convertidos en una potencia, no solamente educativa, ¡también deportiva!  Gracias Hermano Luciano Andrés, gracias Hermano Gilberto Fabián, Dios y la comunidad uteísta os lo premian.

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

SUEÑOS POSIBLES

En nuestra alma mater, las UTS, reflexionamos sobre lo arriesgado que sería tener una educación que no funcione, que no tenga estructura ni profesionales competitivos (distinto al precio), condición fundamental para cualificar a nuestra sociedad para el desafío de establecernos en un contexto global. En la formación, o mejor como lo referencia el profesor Germán Bula Caraballo, en su disertación “Spinoza, Educación para el cambio”, en el empoderamiento en el proceso educativo, consideramos importante que la investigación, la innovación y la creatividad, sean ejes fundamentales para el desarrollo de una región y de un país. La educación transforma conocimiento en calidad de vida para las personas y da prospectiva hacia la movilidad social en la búsqueda del equilibrio en los seres humanos, para servir a la humanidad.

El objetivo nuestro desde hace siete años, es trabajar para colocar la academia en cada uno de los seres con los cuales convivimos en este planeta y llevarlos de la mano a nuestra institución, para generarles oportunidades y sueños, que hacemos posibles.

El desarrollo de nuestra institución en cada una de las regiones donde estamos al servicio de la comunidad, debe estar presente y atento a las necesidades y vocaciones económicas de esta región, ya que somos seres singulares y nuestra institución es singular. Además de la producción de conocimiento girada en torno a la sociedad y la comunidad, las UTS tienen también importancia para la economía del futuro, apoyada en conceptos de sustentabilidad y sostenibilidad, que conllevan al desarrollo, la preservación del medio ambiente y la inclusión social. Es preciso encarar esa construcción de áreas de saber como un agente transformador de la realidad.

 Las UTS son un icono de nuestro departamento con la misión de forjar grandes profesionales en la economía y en otras tantas áreas de conocimiento. Aquí aprendimos y enseñamos valores como competencia y profesionalismo como un bien común. También es observado que nuestro trabajo de formadores en la experiencia del plano real, tiene mucho que ver con ese relacionamiento virtuoso que algunas veces se establece entre sociedad y academia.

Lo que hagamos, donde quiera que estemos, siempre habrá un camino a seguir: el camino de la vida puede ser el de la libertad y de la belleza, pero nos extraviamos. La codicia, el rencor, el resentimiento, la amargura existencial, el hecho de que no podamos ser felices, de no llegar a ser hombres y mujeres mejores, más serenos y más equilibrados, sino el hecho de haberse convertido en personas amargadas, angustiadas, sin dirección y sin rumbo cierto, y aquí aparece una dolorosa constatación, estas cosas envenenaron nuestra alma y el alma de muchos hombres de nuestros tiempos. Estas cosas levantaron en el mundo las murallas de los odios, de los resentimientos y todo esto nos ha hecho marchar a paso de ganso para la miseria y las muertes y la violencia cada vez más acentuada.

Creamos la época de la velocidad, pero nos sentimos encerrados dentro de ella. La máquina que produce abundancia, nos ha dejado en penuria. Nuestros conocimientos nos hicieron escépticos; nuestra inteligencia, empedernidos y crueles. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos de afecto y dulzura. Sin esas virtudes, la vida será de violencia y todo será perdido. ¡La vida no es más que un intento!

Muchas veces no recordamos de agradecer y solo reclamamos. Gurumayi una vez dijo: “Cuando nos volvemos gratos, recibimos más, cuando expresamos nuestra gratitud, recibimos aún más”. Esta es la ley de la naturaleza. Los maestros sabios nos enseñan a agradecer tanto las cosas buenas como las cosas malas, comprendiendo que todo sucede para mejorar y que todo sigue en un plano divino. Dios quiere que extraigamos lecciones de las dificultades, que son como esmeriles puliendo y desarrollando las virtudes en nuestro interior.

Pasados tres años, estamos liderando el ranking de las mejores Instituciones tecnológicas del país. Es muy bueno cuando buscamos dar lo mejor de nosotros en todo aquello que nos proponemos hacer, lo mismo que algunas veces, estamos restringidos en nuestra capacidad, pues no podemos ir más allá de nuestros límites. Pero lo más importante es que somos conscientes de nuestra misión en la vida terrenal. Lo escribo con altivez y simplicidad ya que no pretendemos parar: ¡estancarnos, jamás!

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

FE EN LA EDUCACIÓN

Hoy asistimos al comienzo de un nuevo gobierno, a una época de cambio. Sin embargo, Colombia podría seguir estremeciéndose ante la posibilidad de que aumente el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Hoy son casi 600 mil, una cifra muy grande que cuestiona el papel de la educación como mecanismo de inserción económica y de realización personal.

La cultura de los Ni Ni (Ni estudian Ni trabajan), del No Futuro, del lucro fácil y de la trampa ha sido una opción que ha venido creciendo en los últimos años en nuestra sociedad, por lo que muchísimos jóvenes, con grandes talentos, se han extraviado por esos caminos.

Pero igual, o más grave aún, es ver que esta desesperanza está dando paso a que muchos no vean el momento de abandonar el país para nunca más volver. Se estima que, en los últimos años, se han ido más de 600 mil jóvenes, de ellos, aproximadamente 30 mil profesionales.

A todos nos debe preocupar que buena parte de nuestros jóvenes no crean en nuestras instituciones, máxime cuando atravesamos una crisis socioeconómica tras una grave pandemia. Las sociedades se quiebran si no forman con educación de calidad a sus nuevas generaciones y también se quiebran cuando dejan fugar a sus cerebros.

Siempre hemos enfrentado el desafío de dirigir las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, UTS, como debe ser y no nos hemos quedado con los brazos cruzados para enfrentar la realidad de nuestra región. En los países con mayor debilidad institucional la violencia se exacerba. A continuación, voy a parafrasear al historiador Yuval Noah Harari, quien, en su libro De animales a dioses, señala:

“Colombia y Somalia están en el deshonroso lugar de contar con más homicidios en todo el mundo: 9 homicidios al año por cada 100.000 personas. En Europa, el

promedio es de uno al año por cada 100.000 personas”. Tener un pueblo sin educación nunca será honroso y absurdo es que justifiquemos ese estado de cosas. ¡No hay excusa alguna para no brindarles educación de alta calidad a nuestros conciudadanos!

celebro los aires de cambio que recorren todo el país. Recibo con inmensa expectativa esos anuncios de que, en el nuevo cuatrienio, se aumentará el presupuesto para la educación. Cuando asumimos esta administración, en las Unidades Tecnológicas de Santander había 17 mil estudiantes en nuestras aulas. Gracias a un trabajo riguroso y en equipo con las autoridades locales, departamentales y nacionales, logramos aumentar esa cifra a 22 mil estudiantes, abriéndoles nuevos caminos de esperanza a jóvenes vulnerables de los estratos socioeconómicos bajos, con el programa de gratuidad en la educación.

Pero nuestra institución está preparada para mucho más: prospectamos llegar, en un mediano plazo, a 25 mil estudiantes, siempre y cuando contemos con el respaldo del gobierno entrante, liderado por el presidente Gustavo Petro y su ministro de Educación Alejandro Gaviria.

 

Estamos seguros de que el nuevo Gobierno tendrá su mirada en Santander. Aquí, en las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, gustosamente le contaremos cómo hemos construido este modelo de expansión para que se pueda replicar en todo el país y miles de jóvenes puedan realizar el sueño de ingresar a la educación superior y hacer de Colombia un país mucho más productivo.

Detrás de este crecimiento cuantitativo y cualitativo hay un trabajo arduo de profesores, investigadores y dirigencia local y regional, que nos ha permitido abrir nuevos programas profesionales, seis de ellos virtuales, pues la virtualidad nos genera esperanza en la medida en que despierta un gran interés por parte de los jóvenes y es una plataforma flexible para transmitir y construir conocimientos.

En las UTS tenemos fe en la educación; tenemos fe en nuestra Institución; tenemos fe en Bucaramanga; tenemos fe en Santander y tenemos fe en nuestro país.

 

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez