CRECIMIENTO IMPARABLE DE LAS UTS EN 2024

Digámoslo sin falsa modestia: en el transcurso de los últimos diez años las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) han tenido una extraordinaria transformación, en consonancia con un crecimiento cada vez más floreciente. Basados en un enfoque orientado a la acreditación académica y a la expansión de nuestras sedes en Piedecuesta, Barrancabermeja y Vélez, nos hemos convertido en una de las instituciones educativas más importantes de Santander y del país.

Hagamos cuentas: en 2024 superamos los 25,000 estudiantes, cifra in crescendo. Este crecimiento refleja la confianza de los santandereanos en la educación que impartimos, y en nuestra capacidad para formar profesionales competitivos. Además, es un reflejo de cómo estamos respondiendo con programas académicos ajustados a las demandas del mercado laboral.

Expansión regional

En nuestro compromiso por llevar educación superior de calidad “allende las fronteras”, día a día fortalecemos los campus regionales. En Piedecuesta, Barrancabermeja y Vélez, los estudiantes acceden a una oferta académica robusta y alineada con las necesidades locales.

El desarrollo de estas sedes regionales no solo facilita el acceso a la educación, sino que promueve el progreso de las comunidades locales, ofreciendo la oportunidad de estudiar sin tener que trasladarse a nuestra sede principal, en Bucaramanga.

Uno de los grandes logros del presente año fue el inicio de la construcción de la sede de Barrancabermeja, que ofrecerá instalaciones de vanguardia y ampliará la oferta educativa en la “capital del petróleo”. Esta nueva sede permitirá a más jóvenes acceder a programas académicos innovadores, sin necesidad de recorrer largas distancias.

Camino a la acreditación

Quizá nuestro paso más trascendental es el que apunta a la acreditación institucional, un proceso que avalará la calidad educativa y nuestro compromiso con la excelencia académica. Este reconocimiento, otorgado por el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), es el resultado de un trabajo riguroso que evalúa la gestión y la calidad de los docentes, así como la investigación, el bienestar universitario y la infraestructura física. Esto constituirá algo verdaderamente distintivo en la historia de las UTS, pues seremos la primera institución tecnológica pública en obtener dicho reconocimiento.

Bajo nuestra gestión y mediante un trabajo en equipo con directivas y docentes, las UTS han reforzado su compromiso con la calidad educativa, hasta un punto en que varios programas ya cuentan con la acreditación de alta calidad: carreras como Ingeniería Ambiental, Contaduría Pública y Administración de Empresas, están en proceso de evaluación para cumplir con los estándares nacionales. La expectativa es que, a mediano plazo, una mayor cantidad de programas logre esta importante certificación.

La acreditación de programas académicos es una garantía para los estudiantes, pues reciben una educación que cumple con los más altos estándares a nivel nacional e internacional. Hoy, las UTS cuentan con programas acreditados: Ingeniería Electrónica, articulada con Tecnología en Implementación de Sistemas Electrónicos Industriales; Ingeniería de Telecomunicaciones, articulada con Tecnología en Gestión de Sistemas de Telecomunicaciones e Ingeniería Electromecánica, articulada con Tecnología en Operación y Mantenimiento Electromecánico. Esto garantiza que los egresados salgan altamente preparados e idóneos para enfrentar los retos del mercado laboral.

La acreditación académica beneficia a los estudiantes y fortalece el prestigio académico, atrayendo a nuevos talentos y abriendo puertas a alianzas con otras instituciones y universidades en el plano internacional.

El notable crecimiento de las UTS se da a la par con el incremento en la población estudiantil, sumado al fortalecimiento de la infraestructura, al aumento de la oferta académica y a los positivos avances en el proceso de acreditación.

El camino que nos estamos trazando apunta a un futuro lleno de logros y crecimiento imparable. La combinación de una expansión regional sólida, el acceso a nuevas tecnologías y una oferta académica en constante mejoría, hacen de las UTS un referente para la educación superior en Colombia.

Habiendo asegurado la acreditación institucional, nos consolidaremos como una institución comprometida con la calidad académica y con el desarrollo nacional.

Así las cosas, las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) están demostrando que el camino hacia la excelencia está lleno de oportunidades. Nuestra apuesta por la acreditación y la expansión regional es el reflejo de una institución comprometida con la calidad educativa.

Seguimos abriendo puertas para el futuro de los estudiantes y, con base en este esfuerzo, contribuyendo al progreso de toda la región.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

CAMINAMOS HACIA LA ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL

Dice un verso del poeta Antonio Machado: “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar”. En el tema que hoy nos ocupa, el camino que han recorrido las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) en sus 61 años de existencia, nos orienta de manera definitiva hacia la acreditación institucional. ¿Qué significa esto? Procedo a explicar: El Sistema Nacional de Acreditación, coordinado por el Consejo de Acreditación (CNA), certifica los programas cuando cumplen con los más rigurosos estándares de calidad, y otorga el reconocimiento a las instituciones de educación superior que cuentan con cierto porcentaje de programas en diversas áreas del conocimiento, los cuales son evaluados integralmente, como un todo. A esto se le denomina Acreditación Institucional.

Para ubicarnos en contexto, las UTS acreditaron el programa de Ingeniería Electrónica en 2022, y los de Ingeniería de Telecomunicaciones e Ingeniería Electromecánica en 2023.

Ya cumplidos los requisitos para acceder a la Acreditación Institucional, el año pasado solicitamos al CNA la verificación del cumplimiento de las condiciones iniciales. Así se inició el proceso que nos reunió de manera oficial en una visita de evaluación externa, realizada en días anteriores por pares académicos. Permanecemos atentos a los resultados.

Para llegar a este momento la institución obtuvo importantes avances, que se resumen en una trayectoria de seis décadas formando profesionales en ciencias naturales e ingenierías, así como en ciencias socioeconómicas y empresariales.

Además, en el primer semestre de este 2024 la cobertura estudiantil llegó a 21.806, solo en Bucaramanga, lo cual nos convierte en una de las instituciones de educación superior con mayor cobertura y presencia en Santander.

Queridos alumnos, profesores y cuerpo directivo: cerca ya de haber completado una década al frente de las UTS, creo que se puede hablar de logros acumulados con base en un enfoque dinámico y participativo, que involucra por supuesto a un equipo consolidado en torno al cumplimiento de unas metas claras. En tal medida, lo considero más un logro institucional que personal, como rector.

Quiero anticipar entonces mis felicitaciones a toda la comunidad educativa de las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS), porque gracias precisamente a la labor de equipo, hoy vemos reflejados estos esfuerzos en el camino a ser reconocidos por nuestra alta calidad educativa.

Seguiremos trabajando para persistir en hacer realidad los retos que nos hemos trazado, de modo que la Institución cumpla su propósito: entregar las herramientas y conocimientos para que mediante el taller constante del aprendizaje, los estudiantes hagan realidad sus sueños.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

INVESTIGACIÓN Y LECTURA, UN RETO PARA LA ACADEMIA

Queridos estudiantes, docentes y directivas, permítanme comenzar “sacando pecho”, como dicen por ahí. Nos sentimos orgullosos de ser la primera institución de educación superior pública del país en Desarrollo Tecnológico e Innovación, correspondiente al ranking Sapiens DTI.

Para ubicarnos en contexto, dicho escalafón evalúa indicadores de desarrollo tecnológico e innovación, dentro del cual fueron analizadas 363 instituciones de educación superior (públicas y privadas), y solo 257 lograron clasificarse. Y obtuvimos el primer puesto.

Digámoslo sin falsa modestia, esta distinción exalta el ímpetu de los investigadores de las UTS por su aporte para fabricar maquinaria, sistemas y servicios de última tecnología. Además, es un reconocimiento a los trabajos que hacemos en investigación aplicada, que es precisamente lo que hoy nos permite ser reconocidos por los productos de investigación, llámense revistas científicas o patentes, sumado a los desarrollos tecnológicos que por iniciativa propia o de los docentes adelantan los mismos estudiantes.

La más reciente innovación -destacada por importantes medios nacionales- es la invención de una planta agrícola para cultivadores de cacao, uno de los frutos de mayor exportación en Santander. La innovación reside en que con ella es posible controlar desde la llegada del fruto hasta la calidad final del grano seco, aprovechando la energía solar y energías alternativas de biomasa. Y no sobra agregar que estamos a la espera de las patentes, tanto de la planta de producción de cacao como de otros inventos.

Todo esto es el resultado de semilleros de investigación con los estudiantes, desde los primeros semestres de sus respectivos programas académicos, y es además la justificación central para “sacar pecho”: porque tanto la investigación como la lectura deberían ser la pauta para seguir en cualquier institución académica, pero en la práctica se da en muy pocas, entre ellas en nuestras UTS, con marcada dedicación.

Mencioné la lectura, sí, porque este es un frente que no hemos descuidado, y en gran parte obedece a mi afición por los libros desde muy niño. En busca precisamente de hacer énfasis en tan importante aspecto de la formación intelectual, entre el 20 y 21 de agosto organizamos la primera versión de Librópolis, que reunió a más de 2.000 apasionados de la literatura, la escritura y los libros, y estableció un nuevo estándar para las conexiones entre el mundo literario y el tecnológico.

Los asistentes participaron en actividades que incluyeron conferencias, talleres interactivos y concursos, entre otros espacios que giraron en torno a la cultura literaria.

Me corresponde entonces agradecerles a los más de 35 expositores y 15 conferencistas que hicieron parte de tan maravilloso encuentro cultural. ¡Nos vemos en nuestra segunda versión en el 2025!

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

EL SEGUNDO SEMESTRE PINTA BIEN

Comienza el segundo semestre académico de 2024 y, como siempre, es fundamental para nosotros como institución académica hacer realidad los sueños de los estudiantes. El principal compromiso ha sido la inclusión social, semestre tras semestre. Haber cumplido la meta de tener una familia uteísta de más de 23.000 estudiantes, confirma que la comunidad santandereana confía en nosotros. Las UTS han venido creciendo en los últimos años y se han forjado gracias al trabajo de sus directivas, de sus docentes y de los mismos estudiantes.

Dicha confianza demuestra que es una institución que desarrolla con solidez sus procesos académicos. Esto nos impulsa a tener la capacidad de aceptar unos procesos de acreditación institucional de alta calidad, pues de allí proceden los mecanismos para seguir realizando los estudios prospectivos que nos llevan a tener programas cada vez más adecuados a las regiones donde hacen presencias las UTS.

Los campus de Vélez, Barrancabermeja y Piedecuesta, año tras año se vienen fortaleciendo, se destaca la construcción y adecuación de los nuevos laboratorios de Ingeniería Civil en Piedecuesta.

Otro reto que nos propusimos hace más de cinco años y que se viene cumpliendo, es la educación en modalidad virtual. La transmisión de conocimientos por medios digitales constituye uno de los más grandes objetivos teleológicos que hoy estamos cumpliendo.

De otro lado, nos hemos esforzado por generar espacios receptivos para aquellas mujeres cabeza de familia cuyos sueños de progreso se vieron cruzados por decisiones que tomaron y quizá, les hicieron difícil ingresar a una institución de educación superior. Esta es una de las grandes apuestas que tenemos para el segundo semestre.

Este 2024 pasará a la historia como el año con mayor número de estudiantes en las UTS, tras el cumplimiento de la meta de acreditar una educación de alta calidad y de generar de nuevos espacios de bienestar para estudiantes y profesores.

  1. El Colegio Nacional de Periodistas de Santander me condecoró, por la contribución de las UTS a la formación tecnológica y profesional de miles de jóvenes en la región.
  2. El Concejo de Floridablanca otorgó a las UTS su máxima distinción, la Orden “Carlos Gutiérrez”, por la destacada labor de su rector al frente de la institución.
  3. La Asamblea general ordinaria de la Asociación Colombiana de Instituciones de Educación Superior (ACIET), otorgó especial reconocimiento a las UTS, por sus 60 años de aportes excepcionales a la educación superior y por su compromiso con la calidad educativa. El profesor Favio Eduardo Solano, decano de la facultad de Ciencias Naturales e Ingenierías, recibió el galardón en representación nuestra.
  4. Orquídea de Oro en el Congreso de la República para las UTS y para la Junta Directiva de la Corporación Ambiental de Bogotá (CORPOBOGOTA), por nuestra labor comunitaria.
  5. La Institución recibió un destacado reconocimiento por su labor y apoyo a la Ruta del Agua, en la celebración de sus 10 años.
  6. En mi condición de rector de las UTS, fui reelegido como representante de IES Tecnológicas ante el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU).

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

LOS LOGROS TOMAN TIEMPO

En desarrollo del mes de junio del año en curso, Santander y las UTS fueron testigos y merecedores de una racha de acontecimientos positivos que sin duda alguna han contribuido en lo general a fortalecer nuestro orgullo de ser santandereanos, y en lo particular, a afianzar nuevos logros como institución, aquí y “allende las fronteras”.

Un orgullo que para nuestro departamento se remonta a los días de la rebelión de los Comuneros, y que quizá se había perdido por una serie de circunstancias negativas que no viene al caso citar, porque se pueden dar por superadas.

Si vamos a hablar de logros, permítanme acudir a mi recontra conocida afición al fútbol para sentirme y sentirnos copartícipes de la primera estrella obtenida por el Club Atlético Bucaramanga, después de 75 azarosos años sumergidos en una larga e infructuosa participación en todos los torneos rentados de fútbol… hasta el victorioso sábado 15 de junio pasado. Hoy este triunfo es motivo de alborozo colectivo, de eso no puede cabernos duda.

Dije arriba ‘racha’, sí, porque en afortunada coincidencia y en desarrollo de un emocionante torneo que reunió a las mejores universidades del continente americano, las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) se coronaron campeones de la Copa FISU (Federación Internacional de Deportes Universitarios) América Fútbol 11 2024.

Digamos sin rodeos que el equipo de fútbol masculino de las UTS demostró coraje y determinación a lo largo del campeonato, enfrentando a universidades de renombre y superando con éxito cada desafío. Para la final, disputada en Punta del Este (Uruguay), nos enfrentamos a la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), logrando una merecida y contundente victoria mediante un marcador de 1-0.

Esto es motivo de renovado orgullo, por supuesto, pues no solo nos enalteció en lo deportivo como institución, sino que elevó el nombre de Colombia a lo más alto del podio, igual que cuando nuestros ciclistas nutridos con aguapanela y forjados en la lucha diaria triunfan en los mejores torneos de Europa. Una segunda coincidencia reside en que, mientras para el Atlético Bucaramanga fueron 75 años de espera, en el caso de las UTS hay que hablar de 60 años de historia como Institución de Educación Superior, que por fin comienzan a arrojar los más sonados y resonantes frutos y que le dan sentido a nuestro eslogan de imagen corporativa: LO HACEMOS POSIBLE.

Orgullosos entonces pueden sentirse tanto los santandereanos como nosotros -directivos, profesores y alumnos de las UTS al comprobar con sobrada satisfacción que los logros no se improvisan, no señores: los logros toman tiempo.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

NO EXISTE MEJOR OPORTUNIDAD QUE LA EDUCACIÓN

Decía Séneca (4 a.c – 65 d.c), filósofo romano, que “la buena suerte llega cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”. Aunque la frase tiene muchos siglos de historia, adhiero a ella. Todos anhelamos tener “buena suerte”, en nuestra vida personal y en la profesional.

Dejemos por ahora lo personal y concentrémonos en lo que nos atañe. ¿Qué se requiere para convertirse uno en profesional? En primer lugar, preparación, o sea una formación académica y/o técnica. No es condición sine qua non para triunfar, obvio, pero lo fundamental es esto: gústenos o no, todo en la vida es cuestión de oportunidades.

Y, parafraseando a Séneca, la mejor oportunidad es la educación. Sí señores, es ahí donde se adquiere la preparación para cuando te llegue un golpe de suerte, que podría concretarse -pongamos un solo ejemplo- en una cita para tu primera entrevista de trabajo.

Opciones para estudiar las hay por montones, obvio, pero hay una circunstancia que constituye la oportunidad dorada: la educación gratuita. Y esta, vaya coincidencia, la brindan las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS).

Si tenemos la oportunidad de una formación profesional gratuita, esta se mide por el valor intrínseco de adquirir conocimientos para un futuro desempeño profesional. Ahora bien, hay un elemento que para concretar este objetivo se hace imprescindible: las ganas de superarse, de crecer como un ser humano integral, de alcanzar metas cada vez más altas. Como dijo algún filósofo de ignota recordación, “mi único competidor es la persona que fui ayer”.

Aquí entre nos, las dos máximas de mi vida son: 1-) Si sabes para qué haces las cosas, superarás todos los obstáculos. 2-) Aprovecha las oportunidades para formarte, porque nunca se sabe cuándo necesitarás ese conocimiento ni qué puertas te abrirá en el futuro. Yo soy fruto de ambas máximas.

Menciono entre las ganas de superarse la búsqueda de metas cada vez más altas, porque en esa tarea he estado desde que recibí el diploma de bachillerato. Cuando me gradué tenía clara mi vocación hacia lo tecnológico, así que me inclinaba por la Ingeniería Mecánica. Sin embargo, me presenté a las UTS a estudiar Tecnología en Electrónica, al igual que mi hermano mayor, precisamente. Y adivinen qué pasó. Que no pasé, valga la cacofonía. Como dije en algún escrito, “El sueño de mi futuro quedó roto antes de empezar a construirlo”.

Ahora bien, un tiempo después, mientras prestaba servicio militar en la Policía se presentó la oportunidad de optar a una beca de la UNAB… y ahí sí pasé. Me gradué como Ingeniero de Sistemas, y tras terminar la carrera se presentó una segunda oportunidad: la de una maestría becada en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), en México. Y me presenté… y también pasé. Y luego fue un doctorado en Ingeniería Mecánica en la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil.

Aquí debo brindar claridad en que eran otros los tiempos en que muy pocas personas tenían acceso a la educación. En Colombia, quizás las primeras oportunidades educativas verdaderas comenzaron a darse a partir del gobierno de José Hilario López, quien abolió el esclavismo y decretó la separación entre Estado e Iglesia. Y sobre este escenario aparecieron las primeras universidades, producto ante todo del influjo de la Revolución Francesa.

Desde esos lejanos tiempos mucha agua ha corrido bajo los puentes, hasta un escenario donde hoy la tasa de cobertura en educación media se ubica en un 89,9 por ciento (personas que acceden al bachillerato), y el mismo indicador para la educación superior está en 54,92% al año 2022. Esta cifra podría parecer negativa, pues indica que de cada cien colombianos un promedio de 45 no logra ingresar a una institución de educación superior o graduarse. Pero lo cierto es que, en lo educativo, cada día se presentan nuevos avances y oportunidades que nos permiten ser optimistas.

Estudiar implica asumir grandes retos o presiones, por supuesto, pero mi consejo para todo el alumnado y profesorado es que no se dejen vencer por la adversidad. Confíen que van a superar los obstáculos. Una mala nota no es un estigma, es solo un reto a superar. Así lograrán graduarse, mientras la motivación permanezca firme, y sin olvidar nunca el para qué hacemos las cosas.

Con afecto,
Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

LOS BENEFICIOS QUE TRAE LA EDUCACIÓN GRATUITA

El año 2024 trajo buenas noticias para las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS). Ello obedece a que, gracias a nuestra gestión institucional, el Gobierno Nacional puso sus ojos en este plantel educativo -entre otros- para garantizar y ampliar su política de gratuidad a un número cada vez mayor de alumnos.

En el caso que nos ocupa, la gratuidad en la educación tecnológica adquiere relevancia porque es la oportunidad dorada para personas que antes no podían tener acceso a una formación de calidad y sin límite de edad, gracias al decreto 2271 expedido el 29 de diciembre de 2023 por el Ministerio de Educación Nacional (MEN).

Ahora bien, quiero brindar claridad en que lo gratuito no está ligado a deficiencias en la calidad o bajo nivel académico. Por el contrario, conviene saber que el 98 por ciento de los estudiantes de las UTS comparte la gratuidad, así que nadie se puede sentir discriminado.

Es más, nuestros esfuerzos se siguen encaminando a ser cada día mejores en el cumplimiento de nuestra misión como educadores, esforzándonos en crear y dotar nuevos laboratorios, capacitar mejor a los docentes e incrementar el número de aulas.

Dentro de este propósito brilla con luz propia la nueva sede de las UTS en Piedecuesta, inaugurada el 28 de noviembre del año pasado, en la vía hacia Guatiguará.

La gratuidad consiste básicamente en el cubrimiento del valor de la matrícula ordinaria para los estudiantes del nivel tecnológico o profesional, dentro de las instituciones de educación superior públicas. Tan solo para el próximo periodo académico, hablamos de 6.000 nuevos estudiantes que se verán beneficiados.

La educación gratuita debe entenderse entonces, como un privilegio que de ningún modo se debe despreciar, menos en un contexto global de crisis, donde los altos costos de las matrículas están ligados a altas cifras de deserción escolar. Por este motivo es mi obligación invitar a la reflexión a los nuevos alumnos, para que la carrera que escojan sea pensada en forma concienzuda.

Una educación gratuita significa a su vez para el estudiante un crecimiento en lo personal y en lo económico, pues al término de los estudios, el graduado podrá conseguir un empleo más digno, acorde con la formación académica y/o tecnológica adquirida.

De otro lado, no se puede olvidar que una amplia política de gratuidad educativa incide de manera positiva en el desarrollo económico y social del país, pues contribuye a disminuir las desigualdades y a propiciar mejores posibilidades de ingresos para toda la población.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

LOS RECUERDOS

Deseo iniciar este editorial, con un bello poema del gran poeta portugués, Fernando Pessoa, titulado, Esto, escrito en abril de 1933.

Dicen que finjo o miento siempre que escribo. No.
Yo simplemente siento con la imaginación. No uso el corazón.
Lo que sueño o me pasa, lo que yerro o termino, es como una terraza sobre algo que adivino.
Ese algo es bello, opino.
Por eso escribo lejos de lo que me rodea,
libre de titubeos, serio, aunque no lo vea.
¿Sentir? ¡Sienta quien lea!

Dicen que la emoción no es conquistada con lo trivial, pero sí con lo inesperado. Hoy nos encontramos nuevamente en un diálogo entre estudiantes y profesor. Pero ¿para qué nos encontramos?

Cuando tenemos un sueño la vida tiene más sentido. Cuando tenemos algo por lo cual queremos y necesitamos luchar, ganamos motivaciones y planeamos el futuro. Nuestros estudiantes vienen esforzándose y dedicándose para alcanzar el tan soñado objetivo de formarse profesionalmente, con determinación, disciplina y voluntad, lo conseguirán.

Estamos orgullosos de ustedes y muy felices por sus esfuerzos y sacrificios, nuestros amados estudiantes, al final, reconoceremos que hacen todo eso porque lo quieren, lo desean, porque lo soñaron, y no porque necesitaban probarle algo a alguien. Su futuro y el éxito están solo iniciando. Esta etapa naciente de sus vidas estará marcada por nuevos desafíos que, con seguridad, van a superar con proeza.

Quiero invitarlos a que sigan aprendiendo, el aprender es algo bello, no asuman una postura constante de reclamación en la vida, no olviden sus ideales, no tengan miedo, no midan sus esfuerzos cuando tengan la posibilidad de construir una vida más feliz.

Quiero recordarles la preocupación que vivimos por aquel tiempo, que se extendió por meses, y que muchos tuvimos la angustia de percibir. Tal vez en algún momento, tuvimos la sensación de estar perdidos en un desierto, sin idea de qué hacer, y así, llegaron sentimientos de falta y eternos cuestionamientos, ¿cómo habría sido sin la pandemia? Es importante pensar que el pasado ya no nos pertenece, sin embargo, queda perenne en los libros de la historia. Y ahora es su mayor dádiva, es reflejo de todo el esfuerzo y la conquista diaria, significa que consiguieron llegar hasta aquí, cada uno con su historia y personalidad diferente, pero todos con un objetivo en común, la realización de sus estudios de pregrado.

Vivimos momentos considerados por muchos de normalidad, para otros de desestabilización, mediante una transformación continua de nuestras ciudades, de nuestras labores, de nuestros trabajos, de nuestra acción, como bien lo menciona Hannah Arendt en su libro, La condición humana: “El desafío ahora es el de acompañar gigantescas mutaciones y el que nos hace pensar, es el lugar de todas esas contradicciones, que hace a la emergencia de nuevos paradigmas o de la ausencia de estos”.

Todos somos producto de nuestras decisiones. Ustedes pueden no haberlo notado, pero en este momento, son espejo para mucha gente. ¡Valientes!, más vale el fin de las cosas que su principio, y solo vive el propósito quien soporta el proceso. Recuerden siempre tres cosas: la paciencia es mayor que la arrogancia, el desierto es una esfera pasajera y no de refugio, y con Dios, todo es posible.

Estamos hoy aquí en nuestra institución, con el compromiso de enaltecer el poder transformador de la educación y reflexionar sobre el papel fundamental de la educación pública en nuestra sociedad. Quiero decirles que es un privilegio educarse en una institución pública y gratuita, como la nuestra. Actualmente, cerca del 98 % de nuestros casi 24 mil estudiantes hacen parte de la política de gratuidad, y ustedes se están educando aquí. La historia de cada uno de ustedes no acaba en este lugar. Quiero usar este momento para motivarlos a continuar para el frente, aún tenemos muchas conquistas en el frente, pero recuerden que el éxito depende de la dedicación de cada uno.

Cada día en las UTS, es uno de aquellos que marcamos en nuestro calendario, como cuando señalamos una hoja de un libro que siempre queremos recordar y buscar rápidamente, un día que simboliza mucho más que el proceso de un ciclo académico, es el día en el que nos llenamos de conocimientos, en el que reconocemos nuestras luchas diarias, y por encima de todo, nuestra resiliencia. Se puede decir que cada día en el que llegan a la institución vencen inseguridades, limitaciones, vencen las estadísticas que dicen que no son capaces, porque ustedes creen en sí mismos.

En algunas páginas leí que los héroes son personas que hicieron lo que era necesario hacer, enfrentando consecuencias. Descubrí que se lleva mucho tiempo para transformarnos en la persona que queremos ser, y que este es demasiado corto. Aprendí que no interesa a donde llegamos en algún momento, lo que verdaderamente importa es para dónde estamos caminando. Aprendí que debemos cultivar nuestros jardines y adornar nuestra alma, aprendí que nuestras dudas son traicioneras y que nos hacen perder el bien que podríamos conquistar, si no fuese por el miedo de intentar. Es interesante ver cómo la gente aprende después de algún tiempo que realmente la vida tiene valor.

Cada uno de ustedes vive una historia y necesita ir más allá de sus límites. Escribió Byung-Chul Han, en su tratado, La desaparición de los rituales: “Lo que se recuerda es pasado, se repite en sentido retroactivo, mientras que la auténtica repetición recuerda hacia delante. La repetición genera duración e intensidad, se encarga de que el tiempo se demore”.

El proverbio dice que, si permanece en un lugar durante un tiempo determinado, se convierte en ese lugar. Y los profesores damos fe que ¡es verdad!, somos de los lugares en los que hemos estado. Y no se preocupen, no importa cuántos años pasen o hasta dónde lleguen, su pasado siempre estará detrás de ustedes. Por siempre serán esas aulas, esos pasillos y todos los espacios en los que estuvieron, una parte de ustedes nunca más saldrá de ese lugar, de las UTS.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector

UN HERMANO EN LAS UTS

En un incasable trabajo junto al Profesor Hernán Dario Castillo, durante este año hemos descubierto historias, anécdotas y experiencias de nuestras remembranzas uteístas. Algunas de estas vivencias, me fueron ilustradas por mi tío Reynaldo Pérez en diversas tertulias familiares. Por esta razón, estas líneas han sido exploradas para encontrar parte de nuestra génesis institucional. Este editorial, está dedicado a una persona que soñó con construir una institución educativa, y que, gracias a su prospectiva, pudo establecer los pilares fundamentales en la edificación de lo que somos hoy en día.

El Hermano Luciano Andrés, nació el 15 de enero de 1912 en San Gil, Santander, fue bautizado con el nombre civil de Luis Alejandro Ruiz Martínez. Sus padres eran el señor Félix Antonio Ruiz y la señora Ana Joaquina Martínez. Tenía 4 hermanos y 5 hermanas, siendo Luis Alejandro el sexto hijo de este matrimonio. A los 12 años, comenzó su formación como Hermano de las Escuelas Cristianas. En 1924, ingresó al Noviciado menor de Chapinero en la capital, Santafé de Bogotá. En julio de 1927, recibió el hábito de la comunidad Lasallista y adoptó el nombre religioso de Hermano Luciano Andrés.

Como clérigo, el Hno. Luciano Andrés adquirió amplia experiencia siendo docente al servicio de las Escuelas de los Hermanos Cristianos de La Salle. Comenzó su carrera como profesor en la Escuela Normal Nacional, el Noviciado Menor, y la Escuela de San León. En 1940, continuó su labor en el Colegio La Salle de Cúcuta. Después de un tiempo, regresó a Bogotá en 1946, para desempeñarse como subdirector del Noviciado menor. Durante este periodo, también continuó su preparación religiosa y académica, especializándose en la Escuela Normal Universitaria como licenciado en matemáticas, física y ciencias.

El Hno. Luciano Andrés, extendió la experiencia docente y directiva en el Instituto La Salle, el Liceo La Salle y nuevamente regresó al Noviciado como subdirector. Debido a su excelente desempeño, fue promovido como rector del Instituto Tecnológico Superior Dámaso Zapata de Bucaramanga en 1954. A partir de entonces, asumió el servicio rectoral trabajando incansablemente, y obteniendo resultados gratificantes.

El Dámaso Zapata estaba a cargo de los Hermanos de La Salle desde el año de 1951, y era una institución independiente administrativamente de la Universidad Industrial de Santander. En esa época, el instituto tenía amplias necesidades mobiliarias y de talleres. El Hermano Luciano Andrés presentó proyectos de planificación que incluían la construcción de edificios, talleres, laboratorios, contratación de profesorado y desarrollo de programas pedagógicos.

Como rector, el Hermano emprendió personalmente un viaje a Europa, visitando los países de Francia, Alemania e Inglaterra, con el objetivo de seleccionar las mejores ofertas de equipos para los talleres de la institución. A través de la gestión de trámites, obtención de patrocinios, y establecimiento de convenios con empresas, logró superar dificultades políticas y financieras. En el año de 1960, llegaron a Bucaramanga “camionados” cargados de maquinaria de última tecnología. Esto permitió dotar al Instituto con talleres de mecánica y electricidad, los cuales se encontraban a la vanguardia para la época. Al mismo tiempo, las instalaciones físicas experimentaban un crecimiento en términos de mobiliario, al igual que el cuerpo docente. Bajo la rectoría del Hermano Luciano Andrés, se crearon las condiciones adecuadas, para que naciera en el año de 1963 y bajo la batuta del Hermano Rector Gilberto Fabián, nuestra querida Institución, las actuales: Unidades Tecnológicas de Santander. Por esta razón, una de las frases en la placa a la entrada de nuestro auditorio remodelado, ubicado en el edificio Tekné, aluce el siguiente mensaje: «En Memoria del Hno. Luciano Andrés: “El movimiento y el ruido de los talleres aclaman su nombre”».

En los años de 1971 a 1976, el Hno. Luciano Andrés asumió nuevamente la rectoría, ahora del Instituto Tecnológico Santandereano, donde dirigió las denominadas informalmente: “Facultades Tecnológicas”. Cabe resaltar que el Hermano Luciano Andrés fue el principal promotor, fundador y primer rector, del Colegio La Salle de Bucaramanga en 1962.

Además, brindó su apoyo en la fundación del Colegio Gabriela Mistral de Bucaramanga, el cual fue regido por la comunidad de las Hermanas del Divino Maestro en el año de 1968. Después de su trayectoria de servicios para los Hermanos Lasallistas, el Hermano Luciano Andrés continuó dedicando su vida hasta su retiro en una casa de la comunidad en Fusagasugá. Lamentablemente, Luis Alejandro Ruiz Martínez nos dejó terrenalmente en el año 2012.

Expresamos nuestro agradecimiento al Hermano Luciano Andrés por su invaluable contribución y dedicación.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

CADA VEZ MÁS HUMANOS

Estas líneas están dedicadas a exaltar la excelencia del educador; al iniciar escribiendo sobre varios profesionales, sus relaciones con educandos y educadores, se percibe que no importa el siglo, el milenio, su papel es fundamental en la formación del individuo y, por tanto, de la sociedad.

La historia de la humanidad cuenta con numerosos personajes, desde los grandes pensadores e investigadores, hombres de letras, las artes y la ciencia, hasta padres, madres y jefes de pequeñas comunidades, que se han convertido en educadores importantes en la difusión de conocimientos y culturas.

¿Y en su historia? Seguramente cada uno de nosotros puede nombrar a uno o más que marcaron nuestra vida estudiantil, en actitudes profesionales, incluso cuando no se percibe, generan interacciones positivas dentro o fuera del salón de clase. Son personas especiales, cuyas acciones, conocimiento, experiencia, carácter o competencia, sirven de modelo o de espejo para el futuro desempeño profesional de la mayoría de sus discípulos.

Muchos niños sueñan con ser educadores en el futuro y la mayoría de los jóvenes que se vislumbran por ir a una institución de educación superior, reconoce la importancia del educador. Para los educadores, queda la seguridad de haber elegido el camino correcto, la necesidad de revisar y repensar constantemente los paradigmas y la responsabilidad de volver a su acción para su carrera, para el estudiante y para la institución a la que pertenecen. Solo los educadores, que tienen pertenencia con su institución, contribuyen positivamente al cambio social, para los otros, sigue siendo una opción más de supervivencia y sobrevivencia.

Exalto hoy a los profesores valorados por sus estudiantes, quienes los reconocen como personas cercanas, que se preocupan por su aprendizaje y que buscan sacar de ellos lo mejor; esto con el propósito de formarlos como los mejores seres humanos y profesionales. Los reconocemos como un ejemplo a seguir dentro de sus pares, porque marcan la diferencia y la dirección que consideramos correcta.

Un educador se convierte en la conciencia del estudiante. El valor de educar consiste en orientar al educador respecto a qué es lo que tiene que ofrecer a su educando y saber dónde debe insistir, dónde están los problemas y dónde hay menos conocimiento, en esto radica el concepto de excelencia como la “superior calidad o bondad que hace digna de singular aprecio y estimación de una cosa”.

El educador es insustituible, enseñando a vivir a las personas con una autoridad que ayuda a crecer e implica un acompañamiento, ejerciendo esta función desde la persona que académicamente tiene que afrontar una clase, articulando cuidadosamente su formación específica y su experiencia profesional. En cumplimiento a su ética, como educador de propósitos educativos con planes y programas de estudios pertinentes, no se educa en abstracto, se educa para intentar mejorar la sociedad y formar personas capaces de vivir en ella. Se debe contar con un liderazgo y compromiso con la institución de educación superior, con visión, carácter, motivación y capacidad de organización. Hoy el educador debe tener disposición permanente para aprender construir conocimiento colaborativamente, difundir ese conocimiento a través de secuencias didácticas que propugnen por el aprendizaje de sus educandos.

De igual manera, el educador es un mediador entre la comunidad y el conocimiento, para que se convierta en un referente ante sus estudiantes y ante la sociedad de buen ciudadano. La tarea del educador es la verdadera preocupación por el otro, que es el más alto nivel de moralidad, es por esto que la educación es uno de los símbolos de la preocupación por los demás. Es importante que el profesor tenga vocación y gusto por lo que hace, como también lo es, el que sea tratado de acuerdo con el esfuerzo y la dificultad de su tarea.

Somos seres incompletos, nacimos sin terminar, y es precisamente este espacio vacío en la forma de una esfinge que nos cuestiona, lo que permitirá la experiencia de la educación. La educación no es otra cosa, si no el esfuerzo que los humanos hacemos, estando cerca los unos de los otros, para responder a la misma pregunta: ¿cómo nos hacemos cada vez más humanos? La tarea de la inmensidad ha llevado a perversas reacciones de cinismos, incredulidad, intentos de desaliento a la trivialización humana. Se necesitan educadores que investiguen y que a través de su producción escrita pronuncien su voz y su propio pensamiento. No podemos seguir siendo educadores que repiten un saber foráneo, escondidos detrás de las cuatro paredes de nuestras aulas de clase. Por eso, el presentar ponencias, publicar avances de resultados de investigación en revistas y escribir libros; permite constituir redes de conocimiento, con lo que se fortalece la comunidad académica.

La educación es el más humano de los oficios y su principal tarea, de la cual somos responsables, es la capacidad de despertar, más y más, la humanidad adormecida en cada uno de nosotros, la utopía a favor del que aún no ha visto la luz. Somos, hemos sido, y espero que siempre seamos, antes que nada y por encima de todas las cosas, educadores. El “teacher” como me dice el primo David, es un educador. Sigmund Schlomo Freud (1856 – 1939), con la sagacidad que le era propia, da como improbables tres profesiones: gobernante, psicoanalista y educador. Así se note que la vida de Freud es la primera a desmentirlo, debemos admitir que él tenía alguna razón. Tal vez la educación no sea apenas una profesión y sea, mucho más que eso, una forma de estar en el mundo, una forma de estar entre nuestros semejantes, una actitud ante la vida.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

LOS LIBROS

Hoy estamos viviendo momentos difíciles. Adicional a la crisis social y de la salud pública que sostuvimos, el acecho, la incertidumbre, la desesperanza, están a la tentativa de hacernos confundir, dividir y hasta de negar nuestros sentimientos y conocimiento. No quiero atribuir la excesiva responsabilidad, pero si debemos buscar la unión, el aprendizaje y el esclarecimiento, que es algo que trae esperanza en estos tiempos que parecen estar sombríos.

En las reflexiones que hago a diario, converso con nuestra comunidad académica sobre el ser humano, la ciencia y el conocimiento. Recordamos siempre la humildad, principalmente, con quien no tiene el conocimiento que nosotros tenemos. Nuestro conocimiento no nos torna mejores que las otras personas, por el contrario, nos convierte en responsables por ellas. Debemos ayudarlas, es importante no dejarnos seducir por el status que indica supremacía, es decir, buscar la importancia y no la superioridad.

Por estos tiempos, las tecnologías están cada vez más presentes en las disputas políticas y económicas. Entendemos que los sistemas que hemos construido no son neutros, ellos hacen lo que nosotros programamos hacer, aprenden con los datos que suministramos. Al programarlos y entrenarlos, debemos ser conscientes que estamos construyendo máquinas y procesos que hagan lo que es cierto, la ética y el profesionalismo, deben ser una constante.

Cuando escribimos, nos atrevemos a redactar frases y fragmentos, en singular, dicciones sobre cuál puede ser un tema que consiga expresar los sentimientos y las emociones para transmitir lo mejor que puede hacer el ser humano, y es hacer lo que perduraba durante la antigüedad, que son los destellos de la cultura oral, esto sucedía a menudo cuando había menos libros y se releían más. En esos tiempos no era extraño que los lectores aprendieran obras enteras de memoria.

En su obra el infinito en un junco, de la escritora española Irene Vallejo, de la cual persigo hacer referencia, la autora nos lleva por los caminos de la historia, el nacimiento, la muerte, el sentimiento, la transformación y el cambio que nos han dado los libros a través de los tiempos. El junco de papiro sugirió en el tercer milenio A.C. (Antes de Cristo) o A.E.C. (Antes de la era actual), en las aguas del Nilo, donde los egipcios descubrieron que con esos juncos podrían fabricar hojas para la escritura.

También podemos mencionar que de ello estaba fabricado el canastillo donde su madre abandonó al pequeño Moisés a orillas del Nilo. Era el Coltán de nuestros teléfonos inteligentes, en aquellos tiempos. Los expertos en lengua egipcia creen que la palabra papiro tiene la misma raíz que faraón. El rollo más largo de la colección egipcia del Museo Británico, el papiro Harris, medía originalmente, 42 mts. Sin embargo, el señor de las dos tierras, uno de los hombres más poderosos en su momento, daría todo por conseguir todos los libros del mundo para su Gran Biblioteca de Alejandría, deseaba una biblioteca absoluta y perfecta, que todos los libros del mundo estuviesen concentrados en un solo lugar, eran tiempos en los que la ansiedad por los libros en Alejandría empezaba a convertirse en un brote de locura apasionada.

Hoy en día, los libros son fáciles de conseguir, basta con hacer un par de movimientos con sus dedos y esperar algunas horas y tiene este objeto a su alcance. Muchos piensan que los libros son objetos de personas adultas, que ya no es muy usual comprarlos físicamente o si lo hacemos son para ataviar una casa. Que ahorra espacio y dinero tenerlos en formato binario, para muchos basta con tener una colección de archivos que nunca han sido abiertos y mucho menos leídos en su totalidad. Se cree que entramos en la era del apocalipsis de las librerías y bibliotecas, por esa substitución digital, aunque esa no sería la verdadera problemática, el problema radica es en el ocio y la falta de lectura que vivimos en estos tiempos.

La escritora Irene, reflexiona que el libro ha superado la prueba del tiempo, pertenece a la misma categoría del martillo, las tijeras o la rueda, una vez inventados no se puede hacer nada mejor. Parte de la historia inicia en Alejandría, la ciudad de los placeres y de los libros, la capital del sexo y la palabra. Alejandría fue el tablado de una de las grandes historias de amor de todos los tiempos, la de Cleopatra y Marco Antonio. Decía Plutarco, que realmente Cleopatra no poseía una gran belleza, no era atractiva físicamente, pero su labia, astucia e inteligencia eran insuperables. Era capaz de hablar sin interpretes con etíopes, hebreos, árabes, sirios, medos y partos. Marco Antonio, pensando en enamorarla, a una mujer con esas cualidades, buscó varias elecciones de regalos, como muchos de nosotros lo hemos hecho, sabía que las joyas o banquetes no conseguirían llamar la atención, porque muchas veces, derrochó dichos regalos, hasta decidir comerse joyas, como muestra de su arrogancia ante ellos. Sin embargo, Marco Antonio, resolvió que el mejor obsequio fue regalarle cerca de doscientos mil libros para la Gran Biblioteca, como combustible para las pasiones.

Cuentan que Alejandro, siempre dormía con el libro de La Ilíada, fundó Alejandría cuando tenía 24 años de edad y tuvo un compañero de expedición de nombre Ptolomeo, quien se instaló en Egipto, donde pasaría el resto de su vida, y desde allí destinó grandes riquezas para levantar el museo y la biblioteca de Alejandría. Toda biblioteca es un viaje, todo libro es un pasaporte sin caducidad.

Hace poco me preguntaban que, si me hace falta o me arrepiento de algún acontecimiento, o aún no he cumplido algún sueño, y he respondido sin titubear, que me hace falta vitamina L, de Lectura, de Libros, comencé a leer libros de historia, humanidad, educación, demasiado tarde y hoy quiero devorarlos todos, porque he comprendido que, a través de los libros, puedo ver la vida desde fuera, me han ayudado a entender cómo se sobrevive a las grandes catástrofes históricas y en las pequeñas tragedias de nuestras vidas. La literatura ha sido la salvación de los condenados, ha inspirado y guiado a los enamorados, vencido a la desesperanza y tal vez en este caso, pueda salvar al mundo.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

LA EDUCACIÓN BÁSICA

Desde hace algún tiempo había querido escribir algunas experiencias y vivencias que he tenido los últimos años como estudiante, ingeniero, profesor, rector y servidor público, en búsqueda de una esperanza en nuestro departamento.

Nunca me imaginé en mi vida, conocer historias y personas del mundo académico y político y hoy me siento afortunado de compartir experiencias y situaciones vividas con cada uno de ellos, gracias a mi responsabilidad como Rector de una institución que por siempre y en especial hoy, es referente de nuestro departamento. Conocer apellidos por mi trabajo, por mi familia, por mi amistad, por mi responsabilidad social, desde la A la Z.

ha sido fundamental para, como lo escribe Benjamín Bloom en la taxonomía de la educación: conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y evaluar, cada una de las misiones que han tenido esas personas en nuestras vidas y en nuestro departamento.

Desde que regresé de mis estudios de Doctorado a nuestro país, como decimos “a hacer patria”, me propuse conocer y comprender cómo funcionan las entidades de nuestro departamento, cuáles son sus limitantes y sus obligaciones con nosotros los ciudadanos. Es un ejercicio bastante interesante, pues han sido años como si estuviese nuevamente estudiando y aprendiendo cada día de lo que es la responsabilidad social y cómo conseguir tener un departamento, una sociedad, una comunidad, una humanidad cada vez más equitativa (difiere en aspectos de fondo en igualdad y proporcionalidad).

En muchos municipios de Santander hay miles de alumnos que difícilmente llegarán a tener una educación de calidad, y esto es algo que me preocupa y ocupa. La debilidad que tenemos en los procesos educativos en la educación básica primaria y secundaria pública es tal vez, la génesis de las capacidades que tienen nuestros jóvenes y la desventaja que poseen con aquellos que estudian en algunos buenos colegios privados, que entienden que la educación no es solo cobertura, sino lo principal es su calidad. Nuestros estudiantes de colegios públicos, y aquellos que tienen la oportunidad de seguir sus estudios superiores, ingresan con grandes deficiencias en matemáticas, lectura, escritura e idiomas extranjeros. No comprendo aún, por qué ningún gobierno ha realizado un buen plan prospectivo para articular los subsistemas del sistema educativo, de forma que entre todos encontremos soluciones para tener alta calidad educativa en la educación primaria y secundaria.

Nos quedamos en programas de adquisición de plataformas, herramientas tecnológicas, inversiones bajas en infraestructura física, pero hemos olvidado uno de los recursos fundamentales para obtener esa alta calidad, como son los profesores. Es a partir de allí, que conseguimos en las UTS hoy avanzar en los procesos de alta calidad educativa. Es en los colegios, donde debemos darle la importancia a los profesores, que sean ellos los generadores y difusores del conocimiento, y que el compromiso de ellos sea fundamental con una responsabilidad, de profesores, que profesan la verdad.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez