UN HERMANO EN LAS UTS

En un incasable trabajo junto al Profesor Hernán Dario Castillo, durante este año hemos descubierto historias, anécdotas y experiencias de nuestras remembranzas uteístas. Algunas de estas vivencias, me fueron ilustradas por mi tío Reynaldo Pérez en diversas tertulias familiares. Por esta razón, estas líneas han sido exploradas para encontrar parte de nuestra génesis institucional. Este editorial, está dedicado a una persona que soñó con construir una institución educativa, y que, gracias a su prospectiva, pudo establecer los pilares fundamentales en la edificación de lo que somos hoy en día.

El Hermano Luciano Andrés, nació el 15 de enero de 1912 en San Gil, Santander, fue bautizado con el nombre civil de Luis Alejandro Ruiz Martínez. Sus padres eran el señor Félix Antonio Ruiz y la señora Ana Joaquina Martínez. Tenía 4 hermanos y 5 hermanas, siendo Luis Alejandro el sexto hijo de este matrimonio. A los 12 años, comenzó su formación como Hermano de las Escuelas Cristianas. En 1924, ingresó al Noviciado menor de Chapinero en la capital, Santafé de Bogotá. En julio de 1927, recibió el hábito de la comunidad Lasallista y adoptó el nombre religioso de Hermano Luciano Andrés.

Como clérigo, el Hno. Luciano Andrés adquirió amplia experiencia siendo docente al servicio de las Escuelas de los Hermanos Cristianos de La Salle. Comenzó su carrera como profesor en la Escuela Normal Nacional, el Noviciado Menor, y la Escuela de San León. En 1940, continuó su labor en el Colegio La Salle de Cúcuta. Después de un tiempo, regresó a Bogotá en 1946, para desempeñarse como subdirector del Noviciado menor. Durante este periodo, también continuó su preparación religiosa y académica, especializándose en la Escuela Normal Universitaria como licenciado en matemáticas, física y ciencias.

El Hno. Luciano Andrés, extendió la experiencia docente y directiva en el Instituto La Salle, el Liceo La Salle y nuevamente regresó al Noviciado como subdirector. Debido a su excelente desempeño, fue promovido como rector del Instituto Tecnológico Superior Dámaso Zapata de Bucaramanga en 1954. A partir de entonces, asumió el servicio rectoral trabajando incansablemente, y obteniendo resultados gratificantes.

El Dámaso Zapata estaba a cargo de los Hermanos de La Salle desde el año de 1951, y era una institución independiente administrativamente de la Universidad Industrial de Santander. En esa época, el instituto tenía amplias necesidades mobiliarias y de talleres. El Hermano Luciano Andrés presentó proyectos de planificación que incluían la construcción de edificios, talleres, laboratorios, contratación de profesorado y desarrollo de programas pedagógicos.

Como rector, el Hermano emprendió personalmente un viaje a Europa, visitando los países de Francia, Alemania e Inglaterra, con el objetivo de seleccionar las mejores ofertas de equipos para los talleres de la institución. A través de la gestión de trámites, obtención de patrocinios, y establecimiento de convenios con empresas, logró superar dificultades políticas y financieras. En el año de 1960, llegaron a Bucaramanga “camionados” cargados de maquinaria de última tecnología. Esto permitió dotar al Instituto con talleres de mecánica y electricidad, los cuales se encontraban a la vanguardia para la época. Al mismo tiempo, las instalaciones físicas experimentaban un crecimiento en términos de mobiliario, al igual que el cuerpo docente. Bajo la rectoría del Hermano Luciano Andrés, se crearon las condiciones adecuadas, para que naciera en el año de 1963 y bajo la batuta del Hermano Rector Gilberto Fabián, nuestra querida Institución, las actuales: Unidades Tecnológicas de Santander. Por esta razón, una de las frases en la placa a la entrada de nuestro auditorio remodelado, ubicado en el edificio Tekné, aluce el siguiente mensaje: «En Memoria del Hno. Luciano Andrés: “El movimiento y el ruido de los talleres aclaman su nombre”».

En los años de 1971 a 1976, el Hno. Luciano Andrés asumió nuevamente la rectoría, ahora del Instituto Tecnológico Santandereano, donde dirigió las denominadas informalmente: “Facultades Tecnológicas”. Cabe resaltar que el Hermano Luciano Andrés fue el principal promotor, fundador y primer rector, del Colegio La Salle de Bucaramanga en 1962.

Además, brindó su apoyo en la fundación del Colegio Gabriela Mistral de Bucaramanga, el cual fue regido por la comunidad de las Hermanas del Divino Maestro en el año de 1968. Después de su trayectoria de servicios para los Hermanos Lasallistas, el Hermano Luciano Andrés continuó dedicando su vida hasta su retiro en una casa de la comunidad en Fusagasugá. Lamentablemente, Luis Alejandro Ruiz Martínez nos dejó terrenalmente en el año 2012.

Expresamos nuestro agradecimiento al Hermano Luciano Andrés por su invaluable contribución y dedicación.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

CADA VEZ MÁS HUMANOS

Estas líneas están dedicadas a exaltar la excelencia del educador; al iniciar escribiendo sobre varios profesionales, sus relaciones con educandos y educadores, se percibe que no importa el siglo, el milenio, su papel es fundamental en la formación del individuo y, por tanto, de la sociedad.

La historia de la humanidad cuenta con numerosos personajes, desde los grandes pensadores e investigadores, hombres de letras, las artes y la ciencia, hasta padres, madres y jefes de pequeñas comunidades, que se han convertido en educadores importantes en la difusión de conocimientos y culturas.

¿Y en su historia? Seguramente cada uno de nosotros puede nombrar a uno o más que marcaron nuestra vida estudiantil, en actitudes profesionales, incluso cuando no se percibe, generan interacciones positivas dentro o fuera del salón de clase. Son personas especiales, cuyas acciones, conocimiento, experiencia, carácter o competencia, sirven de modelo o de espejo para el futuro desempeño profesional de la mayoría de sus discípulos.

Muchos niños sueñan con ser educadores en el futuro y la mayoría de los jóvenes que se vislumbran por ir a una institución de educación superior, reconoce la importancia del educador. Para los educadores, queda la seguridad de haber elegido el camino correcto, la necesidad de revisar y repensar constantemente los paradigmas y la responsabilidad de volver a su acción para su carrera, para el estudiante y para la institución a la que pertenecen. Solo los educadores, que tienen pertenencia con su institución, contribuyen positivamente al cambio social, para los otros, sigue siendo una opción más de supervivencia y sobrevivencia.

Exalto hoy a los profesores valorados por sus estudiantes, quienes los reconocen como personas cercanas, que se preocupan por su aprendizaje y que buscan sacar de ellos lo mejor; esto con el propósito de formarlos como los mejores seres humanos y profesionales. Los reconocemos como un ejemplo a seguir dentro de sus pares, porque marcan la diferencia y la dirección que consideramos correcta.

Un educador se convierte en la conciencia del estudiante. El valor de educar consiste en orientar al educador respecto a qué es lo que tiene que ofrecer a su educando y saber dónde debe insistir, dónde están los problemas y dónde hay menos conocimiento, en esto radica el concepto de excelencia como la “superior calidad o bondad que hace digna de singular aprecio y estimación de una cosa”.

El educador es insustituible, enseñando a vivir a las personas con una autoridad que ayuda a crecer e implica un acompañamiento, ejerciendo esta función desde la persona que académicamente tiene que afrontar una clase, articulando cuidadosamente su formación específica y su experiencia profesional. En cumplimiento a su ética, como educador de propósitos educativos con planes y programas de estudios pertinentes, no se educa en abstracto, se educa para intentar mejorar la sociedad y formar personas capaces de vivir en ella. Se debe contar con un liderazgo y compromiso con la institución de educación superior, con visión, carácter, motivación y capacidad de organización. Hoy el educador debe tener disposición permanente para aprender construir conocimiento colaborativamente, difundir ese conocimiento a través de secuencias didácticas que propugnen por el aprendizaje de sus educandos.

De igual manera, el educador es un mediador entre la comunidad y el conocimiento, para que se convierta en un referente ante sus estudiantes y ante la sociedad de buen ciudadano. La tarea del educador es la verdadera preocupación por el otro, que es el más alto nivel de moralidad, es por esto que la educación es uno de los símbolos de la preocupación por los demás. Es importante que el profesor tenga vocación y gusto por lo que hace, como también lo es, el que sea tratado de acuerdo con el esfuerzo y la dificultad de su tarea.

Somos seres incompletos, nacimos sin terminar, y es precisamente este espacio vacío en la forma de una esfinge que nos cuestiona, lo que permitirá la experiencia de la educación. La educación no es otra cosa, si no el esfuerzo que los humanos hacemos, estando cerca los unos de los otros, para responder a la misma pregunta: ¿cómo nos hacemos cada vez más humanos? La tarea de la inmensidad ha llevado a perversas reacciones de cinismos, incredulidad, intentos de desaliento a la trivialización humana. Se necesitan educadores que investiguen y que a través de su producción escrita pronuncien su voz y su propio pensamiento. No podemos seguir siendo educadores que repiten un saber foráneo, escondidos detrás de las cuatro paredes de nuestras aulas de clase. Por eso, el presentar ponencias, publicar avances de resultados de investigación en revistas y escribir libros; permite constituir redes de conocimiento, con lo que se fortalece la comunidad académica.

La educación es el más humano de los oficios y su principal tarea, de la cual somos responsables, es la capacidad de despertar, más y más, la humanidad adormecida en cada uno de nosotros, la utopía a favor del que aún no ha visto la luz. Somos, hemos sido, y espero que siempre seamos, antes que nada y por encima de todas las cosas, educadores. El “teacher” como me dice el primo David, es un educador. Sigmund Schlomo Freud (1856 – 1939), con la sagacidad que le era propia, da como improbables tres profesiones: gobernante, psicoanalista y educador. Así se note que la vida de Freud es la primera a desmentirlo, debemos admitir que él tenía alguna razón. Tal vez la educación no sea apenas una profesión y sea, mucho más que eso, una forma de estar en el mundo, una forma de estar entre nuestros semejantes, una actitud ante la vida.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

LOS LIBROS

Hoy estamos viviendo momentos difíciles. Adicional a la crisis social y de la salud pública que sostuvimos, el acecho, la incertidumbre, la desesperanza, están a la tentativa de hacernos confundir, dividir y hasta de negar nuestros sentimientos y conocimiento. No quiero atribuir la excesiva responsabilidad, pero si debemos buscar la unión, el aprendizaje y el esclarecimiento, que es algo que trae esperanza en estos tiempos que parecen estar sombríos.

En las reflexiones que hago a diario, converso con nuestra comunidad académica sobre el ser humano, la ciencia y el conocimiento. Recordamos siempre la humildad, principalmente, con quien no tiene el conocimiento que nosotros tenemos. Nuestro conocimiento no nos torna mejores que las otras personas, por el contrario, nos convierte en responsables por ellas. Debemos ayudarlas, es importante no dejarnos seducir por el status que indica supremacía, es decir, buscar la importancia y no la superioridad.

Por estos tiempos, las tecnologías están cada vez más presentes en las disputas políticas y económicas. Entendemos que los sistemas que hemos construido no son neutros, ellos hacen lo que nosotros programamos hacer, aprenden con los datos que suministramos. Al programarlos y entrenarlos, debemos ser conscientes que estamos construyendo máquinas y procesos que hagan lo que es cierto, la ética y el profesionalismo, deben ser una constante.

Cuando escribimos, nos atrevemos a redactar frases y fragmentos, en singular, dicciones sobre cuál puede ser un tema que consiga expresar los sentimientos y las emociones para transmitir lo mejor que puede hacer el ser humano, y es hacer lo que perduraba durante la antigüedad, que son los destellos de la cultura oral, esto sucedía a menudo cuando había menos libros y se releían más. En esos tiempos no era extraño que los lectores aprendieran obras enteras de memoria.

En su obra el infinito en un junco, de la escritora española Irene Vallejo, de la cual persigo hacer referencia, la autora nos lleva por los caminos de la historia, el nacimiento, la muerte, el sentimiento, la transformación y el cambio que nos han dado los libros a través de los tiempos. El junco de papiro sugirió en el tercer milenio A.C. (Antes de Cristo) o A.E.C. (Antes de la era actual), en las aguas del Nilo, donde los egipcios descubrieron que con esos juncos podrían fabricar hojas para la escritura.

También podemos mencionar que de ello estaba fabricado el canastillo donde su madre abandonó al pequeño Moisés a orillas del Nilo. Era el Coltán de nuestros teléfonos inteligentes, en aquellos tiempos. Los expertos en lengua egipcia creen que la palabra papiro tiene la misma raíz que faraón. El rollo más largo de la colección egipcia del Museo Británico, el papiro Harris, medía originalmente, 42 mts. Sin embargo, el señor de las dos tierras, uno de los hombres más poderosos en su momento, daría todo por conseguir todos los libros del mundo para su Gran Biblioteca de Alejandría, deseaba una biblioteca absoluta y perfecta, que todos los libros del mundo estuviesen concentrados en un solo lugar, eran tiempos en los que la ansiedad por los libros en Alejandría empezaba a convertirse en un brote de locura apasionada.

Hoy en día, los libros son fáciles de conseguir, basta con hacer un par de movimientos con sus dedos y esperar algunas horas y tiene este objeto a su alcance. Muchos piensan que los libros son objetos de personas adultas, que ya no es muy usual comprarlos físicamente o si lo hacemos son para ataviar una casa. Que ahorra espacio y dinero tenerlos en formato binario, para muchos basta con tener una colección de archivos que nunca han sido abiertos y mucho menos leídos en su totalidad. Se cree que entramos en la era del apocalipsis de las librerías y bibliotecas, por esa substitución digital, aunque esa no sería la verdadera problemática, el problema radica es en el ocio y la falta de lectura que vivimos en estos tiempos.

La escritora Irene, reflexiona que el libro ha superado la prueba del tiempo, pertenece a la misma categoría del martillo, las tijeras o la rueda, una vez inventados no se puede hacer nada mejor. Parte de la historia inicia en Alejandría, la ciudad de los placeres y de los libros, la capital del sexo y la palabra. Alejandría fue el tablado de una de las grandes historias de amor de todos los tiempos, la de Cleopatra y Marco Antonio. Decía Plutarco, que realmente Cleopatra no poseía una gran belleza, no era atractiva físicamente, pero su labia, astucia e inteligencia eran insuperables. Era capaz de hablar sin interpretes con etíopes, hebreos, árabes, sirios, medos y partos. Marco Antonio, pensando en enamorarla, a una mujer con esas cualidades, buscó varias elecciones de regalos, como muchos de nosotros lo hemos hecho, sabía que las joyas o banquetes no conseguirían llamar la atención, porque muchas veces, derrochó dichos regalos, hasta decidir comerse joyas, como muestra de su arrogancia ante ellos. Sin embargo, Marco Antonio, resolvió que el mejor obsequio fue regalarle cerca de doscientos mil libros para la Gran Biblioteca, como combustible para las pasiones.

Cuentan que Alejandro, siempre dormía con el libro de La Ilíada, fundó Alejandría cuando tenía 24 años de edad y tuvo un compañero de expedición de nombre Ptolomeo, quien se instaló en Egipto, donde pasaría el resto de su vida, y desde allí destinó grandes riquezas para levantar el museo y la biblioteca de Alejandría. Toda biblioteca es un viaje, todo libro es un pasaporte sin caducidad.

Hace poco me preguntaban que, si me hace falta o me arrepiento de algún acontecimiento, o aún no he cumplido algún sueño, y he respondido sin titubear, que me hace falta vitamina L, de Lectura, de Libros, comencé a leer libros de historia, humanidad, educación, demasiado tarde y hoy quiero devorarlos todos, porque he comprendido que, a través de los libros, puedo ver la vida desde fuera, me han ayudado a entender cómo se sobrevive a las grandes catástrofes históricas y en las pequeñas tragedias de nuestras vidas. La literatura ha sido la salvación de los condenados, ha inspirado y guiado a los enamorados, vencido a la desesperanza y tal vez en este caso, pueda salvar al mundo.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

LA EDUCACIÓN BÁSICA

Desde hace algún tiempo había querido escribir algunas experiencias y vivencias que he tenido los últimos años como estudiante, ingeniero, profesor, rector y servidor público, en búsqueda de una esperanza en nuestro departamento.

Nunca me imaginé en mi vida, conocer historias y personas del mundo académico y político y hoy me siento afortunado de compartir experiencias y situaciones vividas con cada uno de ellos, gracias a mi responsabilidad como Rector de una institución que por siempre y en especial hoy, es referente de nuestro departamento. Conocer apellidos por mi trabajo, por mi familia, por mi amistad, por mi responsabilidad social, desde la A la Z.

ha sido fundamental para, como lo escribe Benjamín Bloom en la taxonomía de la educación: conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y evaluar, cada una de las misiones que han tenido esas personas en nuestras vidas y en nuestro departamento.

Desde que regresé de mis estudios de Doctorado a nuestro país, como decimos “a hacer patria”, me propuse conocer y comprender cómo funcionan las entidades de nuestro departamento, cuáles son sus limitantes y sus obligaciones con nosotros los ciudadanos. Es un ejercicio bastante interesante, pues han sido años como si estuviese nuevamente estudiando y aprendiendo cada día de lo que es la responsabilidad social y cómo conseguir tener un departamento, una sociedad, una comunidad, una humanidad cada vez más equitativa (difiere en aspectos de fondo en igualdad y proporcionalidad).

En muchos municipios de Santander hay miles de alumnos que difícilmente llegarán a tener una educación de calidad, y esto es algo que me preocupa y ocupa. La debilidad que tenemos en los procesos educativos en la educación básica primaria y secundaria pública es tal vez, la génesis de las capacidades que tienen nuestros jóvenes y la desventaja que poseen con aquellos que estudian en algunos buenos colegios privados, que entienden que la educación no es solo cobertura, sino lo principal es su calidad. Nuestros estudiantes de colegios públicos, y aquellos que tienen la oportunidad de seguir sus estudios superiores, ingresan con grandes deficiencias en matemáticas, lectura, escritura e idiomas extranjeros. No comprendo aún, por qué ningún gobierno ha realizado un buen plan prospectivo para articular los subsistemas del sistema educativo, de forma que entre todos encontremos soluciones para tener alta calidad educativa en la educación primaria y secundaria.

Nos quedamos en programas de adquisición de plataformas, herramientas tecnológicas, inversiones bajas en infraestructura física, pero hemos olvidado uno de los recursos fundamentales para obtener esa alta calidad, como son los profesores. Es a partir de allí, que conseguimos en las UTS hoy avanzar en los procesos de alta calidad educativa. Es en los colegios, donde debemos darle la importancia a los profesores, que sean ellos los generadores y difusores del conocimiento, y que el compromiso de ellos sea fundamental con una responsabilidad, de profesores, que profesan la verdad.

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

EL DEPORTE UTEÍSTA

Los hermanos cristianos de la comunidad lasallista Luciano Andrés y Gilberto Fabián, todo se imaginaron menos que las Facultades Intermedias del Tecnológico Santandereano, fundadas en marzo de 1963, se convertirían en las Unidades Tecnológicas de Santander y 59 años después en una potencia deportiva.

De esta institución educativa y del Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata, luego Instituto Tecnológico Santandereano, salieron grandes jugadores y técnicos de fútbol y baloncesto para el profesionalismo, nombres como Hermán ‘Cuca’ Aceros, Alberto ‘Coco’ Forero, Gilberto ‘Burro’ Centeno y Armando ‘Piripi’ Osma, actual entrenador del Atlético Bucaramanga. Tanto del colegio como de las facultades brotaban silvestres los deportistas y recibían todo el apoyo de los hermanos lasallistas quienes no solo eran exigentes con el estudio y la disciplina de los estudiantes, también con su rendimiento deportivo.

Un año antes de la finalización del siglo XX, es decir en 1999, las Unidades Tecnológicas de Santander crearon el departamento de Bienestar Universitario y luego de un largo proceso de adecuación y capacitación, se le dio camino a los programas tecnológicos y profesionales universitarios de formación deportiva de las UTS entre los años 2004 y 2005.

En estos programas han brillado deportistas en el judo, taekwondo, microfútbol, fútbol sala, baloncesto, fútbol, entre otras disciplinas y se les brindó una oportunidad a las actividades lúdicas, arte y cultura.

En deportes como el taekwondo se han destacado grandes estudiantes-deportistas.  Adicionalmente, las UTS se han convertido en un animador constante de los Juegos Nacionales Universitarios de ASCUN, en los cuales nuestra querida institución siempre ha brillado con luz propia y se ha convertido no solo en referente permanente de los juegos, también en los rivales a vencer por parte de los equipos y delegaciones participantes.

Por nuestra amada institución han desfilado deportistas de la talla de Jossimar Calvo, un gimnasta de excelsas condiciones, quien ha conquistado el mundo con sus participaciones a nivel internacional.  Todo gracias a nuestro compromiso con el ser humano, quien no solo conlleva su responsabilidad con la parte académica y con sus asignaturas para desarrollar rutinas estudiantiles. También ese mismo estudiante, queda bajo la atenta mirada de un personal especializado en el área deportiva, que busca aprovechar su potencial, para que se destaque en la práctica del deporte de su preferencia.

Es por este motivo que las UTS, pensando a futuro en mejorar con excelencia el bienestar de los estudiantes, ha emprendido la construcción del Centro de Alto Rendimiento, cuya primera piedra para iniciar la obra se colocó el uno de agosto de este año con la presencia y el apoyo de altos funcionarios del gobierno nacional y departamental.

Vamos piedra a piedra, ladrillo a ladrillo, construyendo nuestro futuro.  Gracias a la labor de una comunidad de docentes, personal administrativo y estudiantil que van a tener el privilegio de ser testigos de excepción de una obra que perdurará con el paso de los tiempos y va a brindarle a los deportistas una mejoría sustancial en su rendimiento, para seguir convertidos en una potencia, no solamente educativa, ¡también deportiva!  Gracias Hermano Luciano Andrés, gracias Hermano Gilberto Fabián, Dios y la comunidad uteísta os lo premian.

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

SUEÑOS POSIBLES

En nuestra alma mater, las UTS, reflexionamos sobre lo arriesgado que sería tener una educación que no funcione, que no tenga estructura ni profesionales competitivos (distinto al precio), condición fundamental para cualificar a nuestra sociedad para el desafío de establecernos en un contexto global. En la formación, o mejor como lo referencia el profesor Germán Bula Caraballo, en su disertación “Spinoza, Educación para el cambio”, en el empoderamiento en el proceso educativo, consideramos importante que la investigación, la innovación y la creatividad, sean ejes fundamentales para el desarrollo de una región y de un país. La educación transforma conocimiento en calidad de vida para las personas y da prospectiva hacia la movilidad social en la búsqueda del equilibrio en los seres humanos, para servir a la humanidad.

El objetivo nuestro desde hace siete años, es trabajar para colocar la academia en cada uno de los seres con los cuales convivimos en este planeta y llevarlos de la mano a nuestra institución, para generarles oportunidades y sueños, que hacemos posibles.

El desarrollo de nuestra institución en cada una de las regiones donde estamos al servicio de la comunidad, debe estar presente y atento a las necesidades y vocaciones económicas de esta región, ya que somos seres singulares y nuestra institución es singular. Además de la producción de conocimiento girada en torno a la sociedad y la comunidad, las UTS tienen también importancia para la economía del futuro, apoyada en conceptos de sustentabilidad y sostenibilidad, que conllevan al desarrollo, la preservación del medio ambiente y la inclusión social. Es preciso encarar esa construcción de áreas de saber como un agente transformador de la realidad.

 Las UTS son un icono de nuestro departamento con la misión de forjar grandes profesionales en la economía y en otras tantas áreas de conocimiento. Aquí aprendimos y enseñamos valores como competencia y profesionalismo como un bien común. También es observado que nuestro trabajo de formadores en la experiencia del plano real, tiene mucho que ver con ese relacionamiento virtuoso que algunas veces se establece entre sociedad y academia.

Lo que hagamos, donde quiera que estemos, siempre habrá un camino a seguir: el camino de la vida puede ser el de la libertad y de la belleza, pero nos extraviamos. La codicia, el rencor, el resentimiento, la amargura existencial, el hecho de que no podamos ser felices, de no llegar a ser hombres y mujeres mejores, más serenos y más equilibrados, sino el hecho de haberse convertido en personas amargadas, angustiadas, sin dirección y sin rumbo cierto, y aquí aparece una dolorosa constatación, estas cosas envenenaron nuestra alma y el alma de muchos hombres de nuestros tiempos. Estas cosas levantaron en el mundo las murallas de los odios, de los resentimientos y todo esto nos ha hecho marchar a paso de ganso para la miseria y las muertes y la violencia cada vez más acentuada.

Creamos la época de la velocidad, pero nos sentimos encerrados dentro de ella. La máquina que produce abundancia, nos ha dejado en penuria. Nuestros conocimientos nos hicieron escépticos; nuestra inteligencia, empedernidos y crueles. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos de afecto y dulzura. Sin esas virtudes, la vida será de violencia y todo será perdido. ¡La vida no es más que un intento!

Muchas veces no recordamos de agradecer y solo reclamamos. Gurumayi una vez dijo: “Cuando nos volvemos gratos, recibimos más, cuando expresamos nuestra gratitud, recibimos aún más”. Esta es la ley de la naturaleza. Los maestros sabios nos enseñan a agradecer tanto las cosas buenas como las cosas malas, comprendiendo que todo sucede para mejorar y que todo sigue en un plano divino. Dios quiere que extraigamos lecciones de las dificultades, que son como esmeriles puliendo y desarrollando las virtudes en nuestro interior.

Pasados tres años, estamos liderando el ranking de las mejores Instituciones tecnológicas del país. Es muy bueno cuando buscamos dar lo mejor de nosotros en todo aquello que nos proponemos hacer, lo mismo que algunas veces, estamos restringidos en nuestra capacidad, pues no podemos ir más allá de nuestros límites. Pero lo más importante es que somos conscientes de nuestra misión en la vida terrenal. Lo escribo con altivez y simplicidad ya que no pretendemos parar: ¡estancarnos, jamás!

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

FE EN LA EDUCACIÓN

Hoy asistimos al comienzo de un nuevo gobierno, a una época de cambio. Sin embargo, Colombia podría seguir estremeciéndose ante la posibilidad de que aumente el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Hoy son casi 600 mil, una cifra muy grande que cuestiona el papel de la educación como mecanismo de inserción económica y de realización personal.

La cultura de los Ni Ni (Ni estudian Ni trabajan), del No Futuro, del lucro fácil y de la trampa ha sido una opción que ha venido creciendo en los últimos años en nuestra sociedad, por lo que muchísimos jóvenes, con grandes talentos, se han extraviado por esos caminos.

Pero igual, o más grave aún, es ver que esta desesperanza está dando paso a que muchos no vean el momento de abandonar el país para nunca más volver. Se estima que, en los últimos años, se han ido más de 600 mil jóvenes, de ellos, aproximadamente 30 mil profesionales.

A todos nos debe preocupar que buena parte de nuestros jóvenes no crean en nuestras instituciones, máxime cuando atravesamos una crisis socioeconómica tras una grave pandemia. Las sociedades se quiebran si no forman con educación de calidad a sus nuevas generaciones y también se quiebran cuando dejan fugar a sus cerebros.

Siempre hemos enfrentado el desafío de dirigir las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, UTS, como debe ser y no nos hemos quedado con los brazos cruzados para enfrentar la realidad de nuestra región. En los países con mayor debilidad institucional la violencia se exacerba. A continuación, voy a parafrasear al historiador Yuval Noah Harari, quien, en su libro De animales a dioses, señala:

“Colombia y Somalia están en el deshonroso lugar de contar con más homicidios en todo el mundo: 9 homicidios al año por cada 100.000 personas. En Europa, el

promedio es de uno al año por cada 100.000 personas”. Tener un pueblo sin educación nunca será honroso y absurdo es que justifiquemos ese estado de cosas. ¡No hay excusa alguna para no brindarles educación de alta calidad a nuestros conciudadanos!

celebro los aires de cambio que recorren todo el país. Recibo con inmensa expectativa esos anuncios de que, en el nuevo cuatrienio, se aumentará el presupuesto para la educación. Cuando asumimos esta administración, en las Unidades Tecnológicas de Santander había 17 mil estudiantes en nuestras aulas. Gracias a un trabajo riguroso y en equipo con las autoridades locales, departamentales y nacionales, logramos aumentar esa cifra a 22 mil estudiantes, abriéndoles nuevos caminos de esperanza a jóvenes vulnerables de los estratos socioeconómicos bajos, con el programa de gratuidad en la educación.

Pero nuestra institución está preparada para mucho más: prospectamos llegar, en un mediano plazo, a 25 mil estudiantes, siempre y cuando contemos con el respaldo del gobierno entrante, liderado por el presidente Gustavo Petro y su ministro de Educación Alejandro Gaviria.

 

Estamos seguros de que el nuevo Gobierno tendrá su mirada en Santander. Aquí, en las UNIDADES TECNOLÓGICAS DE SANTANDER, gustosamente le contaremos cómo hemos construido este modelo de expansión para que se pueda replicar en todo el país y miles de jóvenes puedan realizar el sueño de ingresar a la educación superior y hacer de Colombia un país mucho más productivo.

Detrás de este crecimiento cuantitativo y cualitativo hay un trabajo arduo de profesores, investigadores y dirigencia local y regional, que nos ha permitido abrir nuevos programas profesionales, seis de ellos virtuales, pues la virtualidad nos genera esperanza en la medida en que despierta un gran interés por parte de los jóvenes y es una plataforma flexible para transmitir y construir conocimientos.

En las UTS tenemos fe en la educación; tenemos fe en nuestra Institución; tenemos fe en Bucaramanga; tenemos fe en Santander y tenemos fe en nuestro país.

 

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

EL 1%

Pudimos evidenciar en los últimos tiempos la división, el odio, la polarización, como la llaman algunos, y la crisis de fe en las instituciones colombianas. Es oportuno trabajar de manera conjunta para curar esas heridas que se han ocasionado, porque la falta de confianza en nuestra sociedad ha sido un impedimento fundamental para la aprobación de planes que buscan el desarrollo de las instituciones y el país.

No obstante, encuentro en medio de esta desesperanza que solo es posible reconstruir la confianza y la credibilidad de la sociedad, si desarrollamos procesos justos, pensando en el servicio y la equidad del ser humano, siempre y cuando haya prelación en el principio del interés general sobre el particular, como condición para que exista un Estado democrático, social y de derecho.

 Es la hora para que los jóvenes avancen y el momento para que guíen sus ideas de manera responsable pensando siempre en el otro, es decir, en función de servir a los demás. Esta generación debe, más que cualquier otra, responder a las siguientes preguntas por el momento en que vivimos ¿quiénes somos nosotros?, ¿en qué nos apoyamos?, ¿en qué creemos? y ¿quiénes seremos?

Los jóvenes deben hacer la diferencia, ustedes están en la obligación de ayudar a que nuestro país crezca enfrentando los grandes desafíos que vivimos. Como dice el Profesor José Eben en su libro ‘Los Albores y el futuro de la humanidad’, “en cualquier época de la historia en que nos detengamos, encontraremos que nunca han estado todos los pueblos al mismo nivel de cultura, asimismo nos lleva a imaginar, cómo sería el hombre del siglo mil (año 100.000)”.

Hoy existe un mensaje que espero recuerden, no es hora de quedarnos al margen, a la orilla, necesitamos que todos nos involucremos en cada uno de los procesos de nuestra sociedad, de la vida nacional y del mundo. Debemos pensar en una economía que incluya un ecosistema de innovación, que permita conseguir el bienestar y la libertad de cada uno de los que hacemos parte de esta humanidad.

Tenemos esperanza en esta generación, por eso se debe caracterizar en: ser la más generosa, tolerante, educada y leída de toda la historia de nuestro país. De esta manera podremos mantener la fe y traerla de regreso con una función específica en este mundo, crear una armonía aplicable a reacciones y cambios, producto de las contingencias del medio ambiente.

Hoy la inequidad es superior a la de cualquier época de la historia, el mundo es de pocas oportunidades para los ciudadanos, entre otras cosas, por una mala distribución de la riqueza, como lo escribe el profesor y premio Nobel de Economía en 2001 Joseph Stiglitz en su libro ‘Capitalismo progresista: la respuesta a la era del malestar’, vivimos en una “democracia del 1%, por el 1% y para el 1%”.

Hemos olvidado que la verdadera riqueza de una nación está en la creación, en la creatividad y productividad de la gente que constituye un estado y en las interacciones entre sus habitantes, en un mundo complejo debido a su diversidad que reclama equidad. Por eso se hace evidente que reconozcamos las diferencias entre la riqueza de las naciones y la de los individuos.

 En las UTS fomentamos cada vez más la investigación para abrir espacios a ideas e inversiones en infraestructura, tecnología y ciencia. Allí es donde está la verdadera fuente de riqueza de nuestra institución y, por ende, la clave para aumentar nuestra productividad, y el cambio de vida de nuestra comunidad, en el conocimiento, el aprendizaje y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Así es como entendemos que en el centro de nuestra institución están el conocimiento y la innovación, a partir de una investigación básica que, sin duda, debe ser un bien que nos beneficie a todos para contribuir, desde la academia, con el desarrollo de nuestras comunidades orientada hacia el objetivo de alcanzar la soñada sociedad del conocimiento, con equidad y en un Estado democrático.

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

EN LAS UTS ¡LO HACEMOS POSIBLE!

Es extraordinario ver la manera como hemos crecido. Hasta hace siete años nuestra familia uteísta contaba con equipos tecnológicos obsoletos e infraestructura física arcaica que no ofrecía las condiciones adecuadas, para brindar procesos de formación pertinentes a una institución de educación superior.

El desafío no era fácil, sin embargo, creímos que se podía construir un nuevo proyecto institucional y fue así, con una nueva visión, que las UTS lograron transformarse y crecieron a tal punto que hoy sus más de 22.000 estudiantes, reciben clases en sus propias instalaciones en Bucaramanga y no en aulas de colegios aledaños como otrora.

En este momento, somos la institución de educación superior con más estudiantes en Santander, porque confían en la UTS para cumplir el sueño de ser profesionales. Por esa razón, nuestra institución orienta todos sus esfuerzos hacia la inversión en tecnología y construcción de ambientes para la enseñanza y el aprendizaje en los actuales y nuevos programas académicos como Ingeniería en Energías y pronto esperamos que estén aprobados Ingeniería Civil e Ingeniería Agroforestal.

Así, hoy después de siete años, las UTS cuentan con cuatro nuevos edificios en el Campus Bucaramanga, que incluyen más de 200 aulas de clase, laboratorios y equipos con tecnología avanzada para investigación, áreas de bienestar institucional, entre otras, que se suman a la modernización de todos los espacios del edificio C y a la construcción de las nuevas sedes en los campus de Barrancabermeja, Piedecuesta y Vélez.

Así es nuestra visión, por eso las Unidades Tecnológicas de Santander crecen, y no solo en su infraestructura, también en cifras que demuestran porqué son la mejor institución de educación tecnológica del país, gracias a sus resultados en proyectos y programas que impulsan la investigación y la trasformación social.

Algunos de estos logros ubican a las UTS como la cuarta del país y la primera en Santander en indicadores de desarrollo tecnológico e innovación según el DTI-Sapiens. Asimismo, el Ministerio de Educación nos destaca como ejemplo de buenas prácticas en innovación educativa y transformación digital.

También es un orgullo el inicio de la Acreditación en Alta Calidad de nuestros programas por parte del Ministerio de Educación y el Consejo Nacional de Acreditación, así como el más reciente resultado que ubica a las UTS como la mejor institución tecnológica del país en las pruebas Saber TyT 2021, exámenes del ICFES que evidencian la calidad académica de nuestros estudiantes.

Estamos haciendo historia, son 58 años de experiencia formando y transformando el futuro de Santander. Crecemos con calidad y con gratuidad, brindamos nuevas oportunidades a los hijos de esta región y a sus familias, por eso el 97% de nuestros 22.068 jóvenes recibieron beca para el pago completo de su matrícula.

Me siento muy feliz de ser parte de la familia Uteísta, de estar rodeado de colaboradores creativos, apasionados e inspiradores que han creído en un proyecto de vida institucional que hoy, después de 7 años, podemos decir con verdadero orgullo que en las Unidades Tecnológicas de Santander ¡Lo hacemos posible!

 Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

LA COMPRESIÓN HUMANA Y EL SUEÑO UTEÍSTA

Lo dijo Mohammed bin Rashid Al Maktoum, primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, en su libro Mi Historia, “Trabaja con sinceridad y pronto Dios y los fieles observarán tus esfuerzos”. Con esta frase inicio una amplia reflexión sobre la compresión humana, una cualidad que sale a relucir en tiempos de crisis y revela nuestro verdadero carácter.

Nos encontramos en un mundo cada vez más complejo que nos advierte nuevos desafíos, que demandan una reflexión sobre las decisiones que tomamos todos los días para vivir y convivir de forma sostenible y ayudar a construir una mejor sociedad. Esto nos dice las Naciones Unidades y por eso debemos ser más sensatos sobre lo que estamos haciendo con la naturaleza.

En una frase, Rodolfo Llinás menciona que gran parte del problema está en la forma como se está educando a los jóvenes desde la niñez, al afirmar que “la escuela enseña la ubicación de los ríos y jamás explica la importancia del agua. Somos un baúl completo de contenidos, pero vacío de contexto y de ahí la dificultad para aplicar el conocimiento a la realidad”.

En otras palabras, es muy importante enseñar a los jóvenes a comprender y tener consciencia de la realidad y cómo se puede identificar en ella, para desarrollar a través del conocimiento, alternativas creativas e innovadoras que le permitan enfrentar desafíos, resolver problemas y transformar las condiciones humanas desde distintos contextos de su naturaleza.

Al respecto el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin considera que existe una “misión espiritual de la educación”, en la que argumenta que “educar para comprender cualquier disciplina es una cosa, y para la compresión humana es otra” y agrega que es necesario “enseñar la compresión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”.

Bajo esta premisa, podríamos vivir de forma sostenible y ayudar a construir una mejor sociedad para todos. Pero, para eso hay que fijarse en cómo vivimos y comprender las repercusiones que tienen nuestras decisiones en el mundo de la vida en un entorno que experimenta cambios de manera diaria, por eso debemos comprender el impacto que podrá generar cada decisión que tomemos.

Decisiones que se materializan a partir de los sueños que todos tenemos y como lo dijo Robin Sharma “para liberar el potencial de tu mente, cuerpo y alma, primero debes expandir tu imaginación. Las cosas siempre son creadas dos veces: primero en el taller de la mente y luego en la realidad”. Con este razonamiento estamos haciendo que las cosas sean posibles en las UTS.

De allí que, como está establecido en el PEI de nuestra institución, la comprensión en la formación de nuestros estudiantes es fundamental en la estrategia de aprendizaje junto a otros elementos como la observación, el análisis, la interpretación y la valoración de la realidad inmediata y global, un propósito que requiere de una práctica pedagógica humana.

En las UTS creemos en la compresión como una oportunidad para que nuestros estudiantes entiendan cuál es el verdadero sentido de la formación que reciben, potenciando el desarrollo de sus habilidades y el pensamiento para elaborar argumentos y diseñar acciones que contribuyan con el mejoramiento de la calidad de vida individual y colectiva. Así estamos humanizando la educación.

Con afecto,

Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez Rector

LA FORMACIÓN EN LAS UTS

Mientras observaba noticias sobre la evolución de la pandemia, después de aproximadamente 700 días desde que obtuvimos algún tipo de información de Wuhan y con el pasar de las diferentes mutaciones o variantes del virus (cerca de 11 variantes a este instante, identificadas con el alfabeto griego), quise reflexionar sobre la clasificación de los individuos-especie-sociedad, un tema que tuve la oportunidad de leer en el libro clásico de Aldous Huxley, Un Mundo Feliz, en el que llama Alfa, Beta, Gamma, Delta y Épsilon a los primeros individuos, desde los más inteligentes, altos y guapos, hasta los bajos, tontos y feos.

Sin embargo, en ese mundo imaginario, todos son felices, no hay guerras, no hay hambre, no hay envidias, tampoco familia, ni otras cosas, y donde convivir era lo fundamental gracias al “medicamento” de la felicidad (soma) que lograba, cuando esto era necesario, que las personas olvidaran sus problemas, se tranquilizaran y evadieran su realidad. Tal vez muchos medicamentos como este los tenemos a diario en otras presentaciones. Como reflexiona el español Octavi Fullat, en su libro Filosofía de la Educación, en el que expresa, “la naturaleza sola no le sirve al ser humano para ser precisamente hombre, siempre queda perplejo, irresoluto, turbado y menoscabo”.

Esto mismo nos lleva a mirar hacia el futuro, incertidumbres y prohibiciones que hacen que exista el hombre y nos encamina a resolver preguntas como ¿qué va a ser de mí? y ¿qué voy a hacer de mí? y que sus respuestas estén orientadas a diseñar la moral. Lo imprevisible es una característica de nuestro mundo. En palabras de Edgar Morin, “la sociedad humana deberá transformarse, la democracia, la equidad y la justicia social, la paz y la armonía con nuestro entorno natural deben ser las palabras claves de este mundo en devenir”.

Es por ello, que nuestra formación, como institución de educación superior, y de acuerdo a su tipología tecnológica, nos lleva a comprender su terminología a partir del concepto de la técnica, como lo expresa el Profesor José María Mautino en su libro Didáctica de la Educación Tecnológica, “si se quiere que la educación llamada general llegue a serlo verdaderamente, es indispensable desarrollar la educación tecnológica, donde su propósito se centra en comprender, analizar y experimentar el mundo tecnológico”.

Es así como la técnica, es indudablemente una aliada del hombre, que le debe servir ya que comprende un enfoque mucho más amplio que las técnicas porque trabaja en el cómo hacer, mientras la tecnología incluye también el por qué, el para qué, el dónde y el cuándo se produce un determinado producto tecnológico. Por otra parte, la técnica hace, en cambio la tecnología hace y reflexiona, es decir, la tecnología integra el saber hacer con el hacer para saber.

El mismo Octavi Fullat también describe la técnica como un saber hacer, un saber hacer otro mundo, un saber para cambiarlo y reconoce que la ciencia depende de la técnica, y esta depende de ella. La ciencia es una modalidad de saber, es un modo de investigar, es decir, de obtener respuestas a preguntas dadas.

 De esta manera, quedamos abiertos al objetivo de la realización personal de nuestras vidas, a nuestra formación, al concepto de Bildung, que surgió en Alemania y que Rebekka Horlacher lo referencia como lo que queda después de que uno olvida todo lo aprendido, que solo a través del desarrollo de este recurso cultural, se hará posible el crecimiento y, por ende, el bienestar de la sociedad.

En este concepto al profesor le toca el papel de multiplicador, animado por este espíritu, orientando hacia los contenidos de la enseñanza y despertando en sus estudiantes el espíritu que los convertirá en parte del movimiento hacia la totalidad del pueblo.

 Es así que iniciamos nuestro MMXXII, año del tigre según el horóscopo chino, que estará enmarcado por una renovación que solo será posible a través de la educación, integrando a la personalidad del educando y beneficiando a todos, para así llegar a su perfeccionamiento interior, es decir a una transformación de inicio a fin.

Con afecto,

Prof. Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez

EL MÉRITO DE LOS JUSTOS

Desde hace dos años llevamos una vida atípica, enfrentando situaciones difíciles que nos llevaron a cambiar nuestras formas de ser de manera radical como producto de la emergencia sanitaria, que nos invadió en algún momento de incertidumbre y miedo; sensaciones que provocaron un impulso en nosotros para demostrar que somos seres resilientes y que podemos vencer los obstáculos.

Entendimos que somos frágiles y que estamos en una sociedad que no es perfecta y que por el contrario tiene dificultades que merecen soluciones. Por esa razón también aprendimos el verdadero valor del amor, y logramos obtener nuevos conocimientos gracias a la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, porque estamos seguros que a través de la meritocracia podemos construir un mundo mejor.

 En este sentido, afirma Michael J. Sandel, autor de La Tiranía del Mérito, el problema no solo es que no podamos estar a la altura del principio meritocrático, porque este también tiene fallas y su lado oscuro está en que puede corroer el bien común. Además, conduce a la arrogancia entre los ganadores y los humillados que, según los primeros, se consideran como perdedores porque no están en igualdad de condiciones.

También Sandel hace énfasis en lo que reflejan las posiciones sociales y cómo el sistema premia el talento y el trabajo, anima a los ganadores a considerar que su éxito ha sido obra suya como un indicador de su virtud, y a mirar con condescendencia a quienes no han sido tan afortunados como ellos, porque no todos tienen las mismas oportunidades para sobresalir en una sociedad en donde prevalece la desigualdad.

Asimismo, el profesor Michael J. Sandel, en su crítica presenta la petulante convicción de los de arriba, quienes dicen “merecer el destino que les ha tocado en suerte y que los de abajo también obtengan lo suyo”, sin duda, esta actitud es el complemento moral de la política tecnocrática. Por esa razón, cuando se tiene presente el carácter contingente de nuestra situación en la vida se genera una cierta “humildad”.

Por su parte, Martin Luther King, defensor de los derechos de los ciudadanos, expone un lado más humano, al vincular la dignidad de los recogedores de basura con la contribución que ellos le brindan al bien común, tanto, como la de los médicos, que por su labor social también evitan la propagación de enfermedades por diferentes medios. Esto significa que todos los trabajos dignifican al hombre y favorecen el equilibrio en el ecosistema de la vida.

Es por esto que no podemos seguir generando divisiones en una sociedad, que se requiere de unidad y humildad; es necesario dejar atrás la estratificación que genera inequidad. La meritocracia debe hacerse efectiva y contribuir al bien común, con cambios no solo en el desarrollo económico de un país, también en el aspecto humano desde lo moral y espiritual, esa será la única manera de alcanzar la transformación y la movilidad social.

De esta manera, mi invitación a toda la comunidad uteísta es para que valoremos la transformación que estamos viviendo en nuestra institución y analicemos si todo lo que hacemos guarda lógica con lo que creemos que nos merecemos. Esperamos tener buenas notas, un trabajo digno bien remunerado, una vida cómoda y tranquila ¿pero a qué precio? El de asumir una vida sin soberbia y egolatría, sino con empatía y generosidad.

Con aprecio,

Prof. Dr. Sc. OMAR LENGERKE PÉREZ