Queridos estudiantes, docentes y directivas, permítanme comenzar “sacando pecho”, como dicen por ahí. Nos sentimos orgullosos de ser la primera institución de educación superior pública del país en Desarrollo Tecnológico e Innovación, correspondiente al ranking Sapiens DTI.
Para ubicarnos en contexto, dicho escalafón evalúa indicadores de desarrollo tecnológico e innovación, dentro del cual fueron analizadas 363 instituciones de educación superior (públicas y privadas), y solo 257 lograron clasificarse. Y obtuvimos el primer puesto.
Digámoslo sin falsa modestia, esta distinción exalta el ímpetu de los investigadores de las UTS por su aporte para fabricar maquinaria, sistemas y servicios de última tecnología. Además, es un reconocimiento a los trabajos que hacemos en investigación aplicada, que es precisamente lo que hoy nos permite ser reconocidos por los productos de investigación, llámense revistas científicas o patentes, sumado a los desarrollos tecnológicos que por iniciativa propia o de los docentes adelantan los mismos estudiantes.
La más reciente innovación -destacada por importantes medios nacionales- es la invención de una planta agrícola para cultivadores de cacao, uno de los frutos de mayor exportación en Santander. La innovación reside en que con ella es posible controlar desde la llegada del fruto hasta la calidad final del grano seco, aprovechando la energía solar y energías alternativas de biomasa. Y no sobra agregar que estamos a la espera de las patentes, tanto de la planta de producción de cacao como de otros inventos.
Todo esto es el resultado de semilleros de investigación con los estudiantes, desde los primeros semestres de sus respectivos programas académicos, y es además la justificación central para “sacar pecho”: porque tanto la investigación como la lectura deberían ser la pauta para seguir en cualquier institución académica, pero en la práctica se da en muy pocas, entre ellas en nuestras UTS, con marcada dedicación.
Mencioné la lectura, sí, porque este es un frente que no hemos descuidado, y en gran parte obedece a mi afición por los libros desde muy niño. En busca precisamente de hacer énfasis en tan importante aspecto de la formación intelectual, entre el 20 y 21 de agosto organizamos la primera versión de Librópolis, que reunió a más de 2.000 apasionados de la literatura, la escritura y los libros, y estableció un nuevo estándar para las conexiones entre el mundo literario y el tecnológico.
Los asistentes participaron en actividades que incluyeron conferencias, talleres interactivos y concursos, entre otros espacios que giraron en torno a la cultura literaria.
Me corresponde entonces agradecerles a los más de 35 expositores y 15 conferencistas que hicieron parte de tan maravilloso encuentro cultural. ¡Nos vemos en nuestra segunda versión en el 2025!
Con afecto,
Dr. Sc. Omar Lengerke Pérez
Rector