EDUCACIÓN SOLIDARIA

Quienes hemos tenido la oportunidad de estudiar veíamos a nuestros padres apilando sueños y proyectos y uno de ellos abrigaba la esperanza de vernos estudiando. El simple hecho de imaginarlo les producía una sonrisa y era motivo para darnos palabras de motivación, porque ellos también querían abrazar ese anhelo y a su juicio la educación era lo más valioso que nos podían entregar.

Estudiar es una opción y una oportunidad en la vida, y solo los que mejor se preparen podrán ser competitivos en una sociedad que cada vez es más exigente, porque se requieren más profesionales innovadores, investigadores y que generen nuevos conocimientos para enfrentar los desafíos que la humanidad experimenta de manera diaria, un ejemplo es la crisis económica y social que vivimos producto de la pandemia.

Podemos afirmar que la pandemia nos enseñó el lado oscuro de las cosas y nos llevó al límite, sin embargo, muchos encontramos en la resiliencia una oportunidad para enfrentar como sociedad esta guerra que nos ha entregado muchas enseñanzas y por esa razón no podemos desfallecer, así creamos que nuestra fragilidad estaba olvidada y la precariedad estaba oculta.

El estudio no es una opción es un derecho fundamental y debe estar orientado hacia el bien común, entonces surge la pregunta ¿qué estamos haciendo con ese conocimiento? Carl Sagan afirmaba que “saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es solo información también es juicio para manejarla”, es por eso que la formación siempre debe ser inculcada de adentro hacia afuera, observando el contexto.

Por eso, como profesionales debemos trabajar en comunidad para lograr un crecimiento de la economía, de las necesidades esenciales como los servicios públicos, la salud, la educación, las energías verdes, la agricultura tradicional y agroecológica, la construcción de vivienda, entre otras condiciones que permitan la revitalización de los pueblos y la transformación social de sus habitantes.

Aspectos como la generosidad y la compasión son muy importantes dentro del orden mundial. Como lo describe Edgar Morín en su libro Cambiemos de Vía, las nuevas vías deben estar enfocadas en una nueva político-ecológica-económica-social y orientadas a través de: una política de la nación, una política de la civilización, una política de la humanidad, una política de la tierra y un humanismo regenerado.

En ese sentido debemos buscar alternativas que nos permitan, a través de nuestra labor como profesionales, aportar a la solución de las necesidades que vive la humanidad y disminuir las brechas que nos dividen, más aún cuando vemos que los resultados del Índice de Movilidad Social del Foro Económico Mundial en 2020 no son alentadores porque ubican a Colombia en el puesto 65 de 82 evaluados.

Al respecto, la revista Forbes señala en su artículo “Movilidad social, una materia pendiente”, que en Colombia una familia pobre debe trabajar durante 12 generaciones para subir su condición socioeconómica, según el cálculo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2018, casi tres veces el tiempo promedio que necesitan los demás países de la organización.

Además, la publicación señala que en Colombia se deben crear nuevas políticas que permitan mejorar los tres índices de movilidad social global que establece el Foro Económico Mundial, estos son: acceso a la educación, equidad y calidad y aprendizaje a lo largo de la vida, factores que sin duda repercuten en el desarrollo y crecimiento de nuestro país desde lo político, económico y social.

En las Unidades Tecnológicas de Santander el principio de igualdad es nuestra razón para que cada vez nuestra institución abrigue a más jóvenes en situación de vulnerabilidad, víctimas del conflicto armado, con algún tipo de discapacidad, de distintas etnias, migrantes, desplazados, comunidad LGTBIQ+, entre otras poblaciones que encuentran en las UTS la oportunidad de recibir formación integral de alta calidad.

Es por esto que nos complace saber que hoy, con ayuda del Gobierno Nacional, la Gobernación de Santander, alcaldías y con recursos propios, hemos logrado que el 97% de nuestros más de 22.000 estudiantes se formen de manera gratuita en nuestra Institución. Este es un gran paso hacia la movilidad social que necesitamos para que los jóvenes transiten hacia una mejor calidad de vida.

Con aprecio,

Prof. Dr. Sc. OMAR LENGERKE PÉREZ